miércoles, 29 de enero de 2014

Un sueño hecho realidad ( quinta parte)





Despacio, casi sin fuerzas, abro la puerta. Dos chicos morenos me miran y sonríen.   Ruborizada me cubro con las manos, la suavidad de una tela comienza a cubrir mi espalda.


-          Tranquila princesa, traen un regalo para ti.--  la gran sonrisa que me dedica consigue relajarme.


Ante su presencia las sonrisas desaparecen de los rostros de ambos muchachos , el formalismo impregna el ambiente. Sobre la cama de la habitación depositan dos grandes cajas, en una de ellas se encuentra un minúsculo vestido rojo, super ceñido. Sin mediar palabra, el hombre que me  posee desaparece de mi vista.

Los dos chicos se afanan con delicadeza en prepararme, ciñendo el  provocativo vestido a mi cuerpo. Recogen mi pelo dejando mi cuello liberado.

La segunda caja contiene dos ligas color rojo pasión, con suavidad, ascienden por mis piernas sedosamente.

Frente al espejo, retocan mis labios y pestañas, nunca necesite maquillaje. El papel de seda descubre el último de mis regalos, dos minúsculos guantes. Un  lazo adornan cada uno de ellos. El encaje deja mi piel tatuada.

La puerta de la habitación del hotel se abre, mi atractivo galán esta arrebatador, el traje le queda como un guante, realzando su cuerpo. Su pícara sonrisa me hace saber que el resultado de su regalo le  ha gustado.


Recorre la habitación rodeándome, su mirada me saborea, su dedo corazón se desliza por mi espalda descubierta, no puedo evitar el pequeño gemido que me provoca.
Se acerca al tocador dejando sobre él una rosa, se dirige a la salida, antes de salir de la habitación se detiene
  
_ Te espero  en la salida sur, dispones de diez minutos.



Mi intención es replicar, solo consigo sonreírle, me cautiva su seguridad.
Dos minutos después, los dos chicos me dejan sola en la habitación.  Conoce bien lo que me gusta, frente al espejo, me veo genial, los estilizados tacones hacen que parezca más alta.

La habitación está en la parte más alta del hotel, cierro la puerta tras de mí, el hall del hotel es impresionante.

Salgo de la habitación, cubierto mi cuerpo por sus regalos, inundo mi pecho del fresco aire, las vistas son increíbles, las enredaderas cubren las grandes paredes del hotel llegando a la sexta planta.

La puerta del ascensor me sirve de espejo, lo reconozco, el rojo me sienta genial. La puerta del ascensor se abre, haré el viaje sola, la luz proveniente del hall me impresiona, tras el cristal, disfruto la bella escena.

La puerta se abre, frente a mí el cálido aire caliente del mar me recibe. Un paseo de piedra se encuentra iluminado por velas aromatizadas. Al final del camino vislumbro una mesa con solo dos copas de burbujeante licor.

Sobre la mesa un pañuelo de seda rojo y sobre el, una nota con mi nombre, al leerlo mi sexo se contrae, sus deseos son claros:

 -Espérame vestida como deseo, venda tus ojos, no quiero que me veas, solo que me sientas.

Obediente vendo mis ojos. La cálida brisa me impregna del aroma de su piel, está cerca, lo sé.

Escucho el mar, el olor de las velas me trasporta, el tacto de la brisa sobre mi piel me estremece.  

Todos mis sentidos disfrutan al mismo tiempo, solo él podría seducir cada uno de mis sentidos.

La suavidad de unas manos acaricia mis hombros, mis ojos continúan vendados, estoy relajada, se que me hará disfrutar.

Sin hablarme ni besarme, toca mi cuerpo, lo recorre con mimo y delicadeza, baja por mi cintura, deslizando sus dedos bajo el vestido. Desgarra mi tanga. Desliza mi cuerpo cobre la mesa, intento despojarme de la venda que cubre mis ojos.

Despacio comienza a jugar, su lengua se desliza por mis piernas. Acabo de perder mi voluntad., soy suya ….

Busca el tesoro que desea, saborea cada uno de los poros de mi piel, su mano se escabulle por mi pelo con suavidad.

Su deseo crece por momentos, mis gemidos provocan  su dominación, mi pelo enroscado en su mano  dirige  mis movimientos.

Sobre la mesa mi cuerpo es su juguete favorito, disfruta de el a su antojo. El líquido burbujeante 
del licor cae sobre mis labios,  su boca absorbe la mezcla de deseo espumoso.
  
Mi cuerpo agotado cae sobre la mesa, unas manos desconocidas recorren mi cuello, reúno las pocas fuerzas que me quedan quitando la venda de mis ojos……no, no puede haber jugado





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