viernes, 30 de agosto de 2013

Palabras y solo palabras

Palabras y solo palabras

Es una noche calurosa, estoy inquieta sin saber el motivo. Salgo de mi alcoba, un vaso de agua fría me calmara o eso creo.
Pasan las horas y no puedo dormir, me decido por salir a la terraza con el ordenador y revisar los mensajes pendientes del día. Uno de los muchos mensajes procede de una red social. Al abrirlo llama mi atención un chico rubio que me saluda, decido contestarle y su respuesta es inmediata. Durante horas sus palabras me hacen sentir bien, entre risas y confesiones las palabras nos van acercando. Somos dos personas solitarias trasmitiendo sentimientos a través de un teclado que va desapareciendo dejando paso a la imaginación.
Palabras inocentes van dejando paso a deseos íntimos, deseos carnales casi olvidados que despiertan tímidamente ante la atenta mirada del que las recibe. Mi cuerpo reacciona ante lo que leo, mis dientes muerden mi labio inferior, un calor más intenso comienza a invadirme. Mis palabras ejercen el mismo efecto a mi acompañante virtual. Describimos cada uno de nuestros movimientos, una mano recorriendo mi cuello dejándola bajar por mi pecho, dejar caer el tirante de la única prenda que cubre mi pecho. Sus palabras me inundan sin apenas apreciarlo, dejo que mi cuerpo desate cada una de sus palabras, sensaciones placenteras recorren cada uno de mis poros. Cierro mis ojos e imagino que es su mano y no la mía la que me recorre haciéndome gemir, su respiración agitada es notable en su forma de escribir, hacerle saber que mi mano recorre el centro de su deseo haciendo que los gemidos sean continuos le excita. El placer que me desborda hace que mi cuerpo quede desnudo en la oscuridad, la luz de la pantalla reflejando mi excitación y su excitación nos une en la madrugada.
Las palabras dejan de fluir, ambos dejamos que nuestros cuerpos  sacien su deseo, el silencio se hace patente.
Minutos después un nuevo mensaje hace que reaccione, me siento extasiada y sudorosa, palabras de satisfacción reanudan la conversación, son pausadas y tranquilas.
Decidimos ubicar nuestra situación , cuando,,,,,,,,,,,,,,,,, o no , es mi vecino¡¡¡¡¡¡¡.

Enmanuelle 29 de Septiembre de 2013


lunes, 26 de agosto de 2013

Asi soy yo

Asi soy yo

Mi ritual sabor a rosas

Mi ritual sabor a rosas

Estamos en un hotel

Estamos en un hotel
Un avion, mi galan y yo

cena con mi vecino

cena con mi vecino

Fiesta Ibicenca

Fiesta ibicenca

La invitación ha llegado por sorpresa, la semana a sido agotadora, aun así acudiré.
No tengo mucho tiempo, me dirijo al baño, frente al espejo miro mi aspecto deberé arreglarme rápido y no tengo nada preparado. La fiesta es ibicenca, perfecto, me decido por un vestido blanco que aún no he estrenado.
El vestido es sencillo, el tejido es suave y desliza por mi piel quedando ajustado a ella como un guante, es de color  blanco roto, dos finos tirantes sobre mis hombros destacan sobre mi piel ya morena del verano. Mi cabello sobre ellos cae alborotado dándome un toque desenfadado, un solo retoque a mis labios sonrojados, zapatos con no mucho tacón  y lista.
La casa esta espectacular, luces, música, apartada queda una casita de madera con una luz tenue en su interior, la piscina cubierta de pétalos de rosas, antorchas distribuidas por el recinto resaltan la gran mesa ubicada en el centro del jardín. Saludo a mi amiga, esta radiante y feliz a la par que nerviosa, es la última fiesta del verano y a querido que sea inolvidable. En la mesa no falta nada, incluidos sus famosos cocteles  en uno de sus extremos, saludo a los asistentes  que ya conozco.
 Mi mirada se detiene en un desconocido, me mira sonriendo, sus ojos me desnudan intencionadamente, le sonrió y continúo saludando a mis amigos. Decido servirme un coctel de cava, detrás de mí una voz me saluda, mi cuerpo se altera ante esa voz venida del pasado. Sensaciones contradictorias me invaden, ¿deseo? ¿Rencor?  ¿Miedo?
Sin girarme le devuelvo el saludo, conoce bien cada uno de mis secretos, su mano se apoya en mi hombro haciendo que lo mire, está más espectacular que nunca- ¿cómo estás? No sabía que coincidiríamos esta noche- son las únicas palabras que puedo articular, se acerca a mi depositando un beso en mi mejilla, un beso reposado dejando que me inunde de su aroma.
Tras una charla corta me despido de  el  vagando por el jardín sin rumbo, con mi coctel en mi mano me dirijo hacia uno de los paseos del jardín, demasiadas sensaciones contradictorias en mi mente, los recuerdos de aquella fugaz relación prohibida me estremecen.
Al fondo del camino la luz tenue de la cabaña de madera llama mi atención, suspiros ahogados escapan por una pequeña ventanita trasera, siempre fui muy curiosa y con una sonrisa me acerco a ella, tras los cristales mis ojos vislumbran dos cuerpos sudorosos en su interior, reconozco sus caras asombrándome del espectáculo que admiro sin poder evitar.
Una mano recorre mi espalda, intento girarme pero me es imposible, el cuerpo de un hombre presiona mi cuerpo contra la rígida madera de la cabaña tapando mi boca con la mano que le queda libre, su aroma me hace reconocerlo, su voz penetrante me susurra casi en un suspiro: - ¿te gusta lo que ves? Déjate llevar, veámoslo juntos -. Su mano es la encargada, bajando por mi espalda, la que hace que no me resista, ambos miramos la escena, el deseo incrementa en mi interior al notar su mano subiendo por mi pierna acariciándome, levanta mi corto vestido llegando a mi cadera, un temblor recorre mi cuerpo, no soy dueña de mí y disfruto cada sensación, su boca se desliza a mi cuello rozándolo con sus labios, ya no es necesario tapar mi boca y su mano baja a mi pecho acariciándolo suavemente.
Su excitación es superior a la mía, su cuerpo contra el  mío me lo hace saber, cierro  los ojos el placer me invade es su voz quien con una sencilla orden hace que los habrá:- quiero que seamos los dos quien lo disfrutemos, abre los ojos – una de sus manos dirige la mía al centro de su placer liberándolo, el tacto con su piel me excita, lo acaricio con impaciencia  haciendo que su cuerpo se rinda a mi mano, su mano maestra busca mi monte de venus acariciándolo  como solo él lo sabe hacer.
Mi cuerpo tiembla incesantemente, vibra ante la  situación que estoy viviendo. Los cuerpos de los  amantes furtivos sudan ante nuestras miradas, sus gemidos se hacen míos cuando él me susurra cada movimiento con el que piensa deleitarme, su mano deja mis pechos para introducir sus dedos en mi boca aplacando mi respiración, retira con maestría mi tanga haciendo que su penetración sea lenta, casi una tortura, muerde mi cuello, me siento desvanecer ante el placer que me invade. Sus acometidas contra mí son cada vez más violentas y deseadas. Sus brazos me atraen a su cuerpo, sus dedos en mi boca imitan el vaivén de sus caderas.  ¿Estoy subiendo al cielo o bajando al mismo infierno? La pasión me desborda dejo que sea mi maestro el que me lleve de su mano, mi cuerpo es incapaz de mantenerse en pie, giro mi cara suplicándole que acabe con mi tortura y me deje ir, sus palabras son mis órdenes: - ¿deseas liberar tu cuerpo princesa? Hagámoslo juntos – Su brazo continua manejando mi cuerpo a su antojo, su mano se desliza a mi clítoris, una corriente de sensaciones explota en mi sacudiéndome con fuerza, mis manos buscan apoyo en la pared extasiada. Cuando recupero la respiración mi amante ocasional a desaparecido, recompongo mi vestido y de vuelta en la fiesta su sonrisa es mi bienvenida.


Enmanuell 26 de agosto de 2013


jueves, 22 de agosto de 2013

Recuerdos difuminados

Una nueva decepción golpea mis ilusiones. Mi cara refleja cansancio emocional, mis ojos no brillan, lagrimas rebeldes intentan salir de ellos.
Son las siete, mis dientes chirrían, a quien quiero mentir. Mi mente me aconseja respirar profundamente y recomponerme, debo seguir.
Vienen a mi mente recuerdos de mi niñez, era mona, rubia, pelo largo  color oro, ojos marrones, vivos, ilusionados. Era capaz de aislarme en mi mundo.
Cuando no salía algo  bien en mi vida, un campo de amapolas era mi refugio, miles y miles de flores me esperaban dándome fuerza con su aroma y calor. Los días de viento solía subir a in pequeño montículo cercano a casa, abría mis brazos, sentía la sensación de libertad que sienten las mariposas al volar, esa libertad  que no tenía en casa, al contrario, me hacían sentir ahogo. Discusiones constantes, palabras hirientes, de cuando en cuando se hacía realidad la famosa frase ¨un golpe a tiempo no viene mal ¨ frase en la cual se refugiaban al comprobar ellos mismos su equivocación.

El campo de amapolas fue arrasado como mi niñez, el viento no sopla con la misma fuerza, el color, ese color rojo pasión, se escapa a mi visión, el aroma que me embriagaba ya es apenas un simple recuerdo.



 Un día ´´ especial``

Es una gran sala, asimétrica, de un color beige en las paredes, puertas turquesa de las que no dejan de salir y entrar enfermeras y médicos. La tensión se nota en el ambiente el paseo de una sombra negra recorre cama por cama sintiendo el poco aliento que queda en los cuerpos cansados de las personas que, sin opción, reciben la compasión y cuidados de enfermeras y médicos.
Sentada aquí, escucho historias de familiares aburridos que entre risas y llantos cuentan las hazañas diarias al lado de sus seres queridos, la luz de sus miradas es tenue, casi sin vida. Amanecer para ellos es un pequeño milagro. 
Mientras espero me sobra tiempo para pensar lo frágiles que somos, lo pequeños y débiles, como un flor que se marchita día a día sin saber apreciar la luz del sol. 
¿Qué se supone que tenemos que hacer? ¿ quién rige las obligaciones de nuestra vida?¿ Cuál es el punto que hace saltar esa alerta que nos haga volver a sentir?
De un tiempo hasta ahora es algo que me planteo cada vez más.  ¿Quién me rige? ¿Yo misma? 
Hacer balance de lo pasado es obligatorio. Enfocar un futuro poco optimista con el único  fin de volver a sentir. 
El aire está cargado, mis ojos están resentidos, ver la playa que esta frente al hospital me despeja.
Un café cortado, un cigarrillo sabor a chocolate, la brisa de la mar que llega fresca a mi rostro, la sonrisa de un niño al pasar me despeja. Pruebo a ordenar mi mente, organizarme para expresar lo que siento de una forma coherente. 
No soy una persona mayor, al menos físicamente,  no podría decirlo,psicológicamente mi mente es reacia a ponerse de acuerdo con mi cuerpo. Desde hace años , casi  una niña. Me hicieron comprender que la vida no era un sueño, no la era la ´´elegida ´´ para darme el lujo de soñar.  Una nueva decepción,,,,,,,,,


martes, 6 de agosto de 2013

Miedo

Miedo 

¿Qué es el miedo? ¿Qué es el amor? ¿Están relacionados los dos? ¿Pueden convivir juntos? ¿Puede el miedo destruir un amor verdadero? ¿Puede una persona amar un día y al siguiente olvidar todo, olvidar por miedo? Me planteo estas preguntas y me asusta la respuesta. Pasar días enteros llorando, recordando, suplicando, amando, esperando... ¿Hay tortura mayor que amar y no ser correspondido?   Seguro que no hay nada peor. Estoy convencida