martes, 30 de octubre de 2018

Una noche inolvidable (segunda parte)


Subieron uno a uno  los escalones que los separaban del tan famoso local, la tenue luz acompañaba la sensual música en directo que amenizaba la noche.

La luna se reflejaba en la  mar, siendo sus suaves olas, las que hacían de aquel local un lugar mágico.

Las miradas entre los dos daban a entender lo especial de la noche, pidieron una copa al tiempo que recorrían con la mirada el local buscando donde disfrutarla.

Brindaron dejando que sus dedos se rozaran,  era el principio del final de la noche.

Llegaron a unas horas en las que ella prefería un  poco de intimidad, era un sitio idóneo para apartarse.  Se dirigieron a un lugar en la penumbra del local pensando solo en lo maravilloso que sería ver la luna tan esplendida que había esa noche.

En la terraza, apoyada en baranda, contemplando las vistas del mar. El chico que la acompañaba toda la noche le ofreció un cigarrillo y comenzaron a hablar.



Hablaron de lo que más les gustaba, de sexo, de aventuras y desventuras, se lo estaban pasando genial entre confesiones y risas, hablando de todo pero sin entrar en temas personales.
Se les paso el tiempo volando atrapados en aquella conversación, les dieron las 4 de la mañana, una pregunta paso por su mente..
-¿Qué tal  besas?
Él quedo por un momento sin contestación.
Sus miradas quedaron atrapadas entre las comisuras de sus labios, cada una de las palabras  no dichas anticipaban lo que ambos deseaban, sus labios, húmedos, desenfrenados, se deseaban, la distancia entre ambos disminuyo.
Lo uno llevo a lo otro, mordiscos leves dejaban paso a la pasión contenida durante toda la noche.
Sus ganas de poseerse aumentaban, conocer cada una de las caricias que se anticipaban a sus besos.
La luna llena iluminando el momento, la vista era inmejorable, era lo más frenético, morboso y delicioso que les había pasado nunca. No querían que aquello se quedase en un solo calentón de besos y no iban a reprimirse.
Decidieron concederse el privilegio de su intimidad aislándose en una pequeña terraza ya casi desierta.
La formalidad el chico quedo a un lado, dejándose llevar por sus impulsos, abrazo el cuerpo de ella casi tembloroso, colocándose en su espalda sin dejar de besarla en ningún momento, su pelvis presionaba su cuerpo contra la barandilla.
Su cuello se arqueo dándole el permiso que èl tanto deseaba, notaba como su respiración se agitaba con cada una de sus caricias.


En ese momento, ya no podían retrasar lo que ambos deseaban y decidieron recorrer el camino que los separaba del hotel.
Las olas golpeaban las rocas próximas a su paso con la misma intensidad que sus labios dejaban paso a caricias insinuantes de sus manos sobre sus pechos.
Tenían ganas de continuar, miraron al interior del recibidor al llegar al hotel, casi desierto, recorrieron el escaso espacio que los separaban del ascensor.
La ropa había desaparecido casi por arte de magia en el ascensor, estaban casi desnudos excepto por la ropa interior que ambos llevaban puesta. Eso los excitaba aún más.

 Les encantaba sentir como sus manos se descubrían.
 Estaban locos por continuar en esa aventura y dejarse llevar por la pasión.
Inmediatamente salieron  dirección a la habitación, Justamente cuando el ascensor estaba con las puertas casi cerradas, se percataron por el hueco como entraba  personal  de la limpieza de las instalaciones.
Habían salido a toda prisa y se habían escapado por los pelos.
 Eran las 6 de la mañana y aún era de noche.
 Necesitaban una ducha y subieron a la habitación,  se hallaba en la última planta del edificio. Ella no tenía ganas de terminar aquello y él tampoco.
Llegaron a la habitación, muy apropiada para la ocasión, al ver el número sobre la puerta se  miraron y se echaron a reír entre dientes.
 Ella lo miró y  dijo - ¿no pensarás que voy a ducharme sola?







miércoles, 24 de octubre de 2018

Siento el frio ...



Siento el frió de la noche acariciando mi espalda.

La soledad recorre mi pensamiento, dejando preguntas macabras.

¿Donde quedan las promesas que se hicieron en noches inciertas y sin palabras?

¿Donde el calor que afirmaba que nunca sería traicionada?

¿Donde tu mano aterciopelada?

No deseo promesas infundadas, amores que nunca llegaron a nada.

No quiero amistades forzadas, momentáneas a la vez que olvidadas.

No pretendo dejar huella, donde nunca fueron valoradas.

No me ilusionó con un futuro incierto, que deja cicatrices sin darte opción a nada.

Solo pretendo vivir mi vida, feliz, ilusionada, quizás enamorada.

Dejar el pasado atrás, sin tenerlo presente y aún así, sin olvidar lo aprendido sin reprocharle nada.


El calor de la esperanza lucha  por mantenerme en calma, dormirme besando la espera de la madrugada.

Porque solo ella, me recuerda que hay un mañana.

Que tengo la oportunidad de volver a sonreír, sin acordarme de todo lo que me daña.

....y quizás tú, me sonrías entre sueños, me abrazes, me acaricies haciéndome sentir que soy tu niña mimada...

...y solo por eso, el frío que acaricia mi espalda, ya no es frío,, es tu mano aterciopelada.

                                     
                               Enmanuell L 25 de Octubre de 2018




miércoles, 17 de octubre de 2018

Una noche inolvidable (segunda parte)



Al abrir las puertas del ascensor, la inmensidad del recibidor daba paso al comedor, era impresionante, cada uno de los detalles que cubrían  los  rincones de la estancia llamaban su atención, sin prisas, disfrutando cada instante la música que acompañaban sus pasos hasta la entrada del buffet donde se encontraba  un atractivo camarero recibiéndolos  con una copa de champán.

Su acompañante la sorprendió con una rosa roja, brindaron por el momento,  haciéndola sentir una mujer afortunada ante las miradas celosas de cada una de las chicas que esperaban la entrada a la cena.

La amplia sonrisa de la camera los acompaño hacia la mesa que él estratégicamente había reservado.

Bajo una cristalera azul cielo, el agua recorría cada uno de los paneles que los cobijaban.

Ella deposito la frágil flor sobre la mesa, aunque nerviosa por ser el centro de atención de todas las miradas, acepto su invitación recorriendo el estupendo buffet con el que los agasajaban, como un caballero, pidió bebida para ambos, no había duda, sabia como ejecutar su papel, haciéndola sentir una mujer especial.




Observaron el menú celosamente, sin dilación él chico decidió por ambos, escogería una porción de cada una de las propuestas  sugeridas por el chef.

Se dedicaron a disfrutar de la cena y la buena conversación que mantenían, no sin darse cuenta de las indiscretas miradas que los acompañaban toda la velada.

El tiempo transcurrió sin apenas percibirlo, fueron los últimos en abandonar el comedor.

Tras la puerta del hotel, una melodía amenizaba el ambiente con bailes del ayer y las más modernas melodías del momento.

Sin dudarlo, se dirigieron al centro de la pista, dejándose llevar con cada una de sus notas, el sensual baile del chico, despertaba lascivas miradas femeninas que la hacían sonreír. A cada movimiento de él,  la cercanía entre ellas y su acompañante era cada vez menor.

El calor continuaba siendo sofocante, apetecía relajarse, decidieron subir a la habitación del hotel y tomar una copa contemplando el oleaje de la mar, casi en silencio disfrutaron el momento






El paseo marítimo se encontraba concurrido de centenares de personas que disfrutaban de la brisa marina,   a su paso una famosa franquicia ofrecía sus mejores helados llamando su atención, entre ellos no había dudas, estaban disfrutando la noche y decidieron darse un capricho.

La discrepancia de la variedad del surtido los entretuvo sin percatarse de las miradas curiosas a su alrededor, un simple comentario intencionado dejo perplejas a dos chicas haciendo más hincapié en la relación que mantenían.






Frente al él, un espejo reflejaba su perfil, un perfil varonil.  El paseo marítimo se convirtió exclusivamente en un lugar privado, donde solo los dos compartían momentos únicos.


Al final de la bahía el local de moda…..


                                                                             Enmanuell L 17 de Octubre de 2018

martes, 18 de septiembre de 2018

Una noche inolvidable




Un día tan estresante no podía tener otro final. El calor era sofocante, las montañas se cubrían de una espesa neblina provocada por vientos africanos.

La idea de quedar con aquel chico, rondaba su mente de forma persistente y los acontecimientos la invitaban a dar el paso.

Junto a su mesa,  una pareja llamo su atención, sus miradas cómplices compartiendo un helado, la hizo sonreír ¿y por qué no?

Tomo el último trago de su  cerveza y decidida, acabo cada una de las tareas pendientes. Treinta y ocho grados la recibieron al entrar en su automóvil, le esperaba un largo recorrido, ciento cincuenta kilómetros de música ensordecedora, le prohibían dar marcha atrás.

El hotel era inmenso, un rascacielos de cristaleras, al fondo de la avenida, el mar atrapó su mirada, el suave sonido de las olas la reconforto teniendo solo un deseo, dejarse acariciar por esa sensación.

Un susurro la sobresaltó  de forma inesperada, el chico con el que se había citado, realmente era un desconocido.

Sentía la necesidad de vivir experiencias nuevas y por primera vez en su vida había caído en la tentación de contratar un chico de compañía.

Era un poco menor que ella, su sonrisa era su mejor presentación, sus ojos azabache desprendían serenidad e incitaban a tener una tarde-noche diferente.

El filing entre ambos fue inmediato, comenzaron a conocerse de forma natural, en un chiringuito cercano, una cerveza bien fría en un día tan caluroso, dio paso a la cena.






Se dirigieron al hotel, ella, tan natural, con un vestido veraniego y sin más maquillaje que su sonrisa, admiraba las increíbles vistas desde el balcón de la habitación.

Él, tan perfeccionista y meticuloso se acicalaba, no sin antes amenizar el ambiente con una insinuante melodía.

Una vez preparados, recorrieron el largo pasillo que los conducían al ascensor,  la parada en cada planta, añadía un nuevo miembro al habitáculo, cada una de las personas que se integraban, dirigían su mirada hacia la inusual pareja, que ante la situación sonreían……


                           Enmanuell L 18 de Septiembre de 2018 

martes, 17 de julio de 2018

Me gusta....



En este momento de mi vida no espero nada, porque no tengo nada en mi mente.

Me gustan mis dos hijos,  que me reclaman para reírnos y perdernos entre la gente.

Me gusta hablar con personas inteligentes, sin importar su edad ni su forma de pensar, aunque sea diferente.

Me gusta tener amigas tan locas como yo, que me quieren y defienden incondicionalmente.

Me gusta el nuevo miembro de mi familia, tan pequeño, tan noble y a veces tan impaciente.

Me gusta tener amores platónicos, incoherentes, imposibles, lejanos, pero siempre presentes.

Disfrutar de la música, me transporta a mundos imaginarios y despeja mi mente, de un paseo a  media tarde,  reírte con la gente, de los pequeños momentos desapercibidos, un café, una cerveza, una llamada , el nunca dejar de sorprenderte.

..y si, soy feliz, es lo único que quiero mantener en mi mente….

No te equivoques, no soy imprudente, asumo mis obligaciones, tengo mis sueños, mis metas y lo más importante, tengo mi gente, todos tan especiales, tan cercanos, tan diferentes. Nos une el corazón, la empatía y con un poco de suerte….el saberte querido, sin importar  lo que diga la gente.

La vida nos talla en cada paso que damos, aprendemos a darle importancia a cada una de las personas que conocemos en el presente, no dejan de ser parte de nuestra vida, para algunos seremos importantes, para otros seremos permanentes.

Y al final eso es lo que queda, ser parte positiva en esta vida, porque un día nos iremos y solo quedará de nosotros, las sonrisas que dejemos, cuando pasemos por su mente.

No importa quién te conozca físicamente, importa quién te regale un momento de su vida, algo tan efímero y tan valioso..que no aprecia la mayoría de la gente.

…y ahora voy de paseo, a dejar que el sol y el  aire acaricie mi mente, que se lleve mis llantos y mis penas, que besen mis cicatrices, que me hagan olvidar si alguna vez estuve triste.

 He aprendido de esta vida,  que a pesar de todo lo que me ha quitado, tengo tanto que agradecerle, por ti que me lees, por ti que me sientes... por todo lo que me has dado. 


Enmanuell L 17 de Julio de 2018









sábado, 30 de junio de 2018

Lo que me gusta de ti.



A veces me sorprendo sonriendo, creo sentir tú mirada aun cuando no estas, recorres fragmentos de mi memoria, desapercibido, casi efímero, siempre vigilante de cada mirada, de cada sonrisa, de palabras nunca dichas que nunca se dirán.

Distantes, ante los ojos de los demás, vivimos vidas paralelas, horas que no dejan de pasar, una sola palabra provoca esa sonrisa, llámalo filin, conexión, destino o casualidad.

Has llegado en el justo momento en que debías de llegar, cortes, maduro, correcto, sin más, una persona especial.

La noche me invita a soñar, quizás solo eres un espejismo o quizás una realidad.

Tengo muy claro que lo quiero disfrutar, porque sin tú saberlo, has entrado en mi vida sin avisar.

Lo que me gusta de ti es que siempre despiertas mi sonrisa, aun sin estar.


Enmanuell L 1 de Julio de 2018



jueves, 31 de mayo de 2018

El sueño de Joel


Ella, como cada tarde, acudía  sin cita, a disfrutar de una cerveza bien fría en está época.

Cada día ocupaba el mismo lugar, desde su mundo aislado, disfrutaba de sus idas y venidas atendiendo la clientela.

Su presencia seria y pausada llamaba su atención.

Su mirada ausente hacía que su imaginación volara.

Imaginaba sus pensamientos aislados.

Sus sueños frustrados en un trabajo que no le completaba.

En cada una de sus comandas, interpretaba un papel diferente.

Un refugio que le permitía sobrevivir hasta el momento en el que su sueño se cumpliera.

Enmanuell L 1 de Junio de 2018

viernes, 4 de mayo de 2018

El salvador de mi día



La semana  estaba siendo muy estresante, me había visto obligada a realizar actos que llevaba mucho tiempo aplazando.

Me despedí del sargento sin muchas  ilusiones de que algo se solucionará, de vuelta a casa decidí escuchar música en mi emisora preferida, la melodía que sonaba hizo que sus palabras calaran en mí;

Levantarme de la cama y empezar,
No liarme, ni tirarme en el sofá,
Apuntarme en el recuerdo
No olvidarme de olvidar
No olvidarme que tengo que olvidar…..


Esas palabras no dejaban de rondar mi cabeza. Legue a casa, solitaria y silenciosa, me dirigí directa a la ducha, dejando que el agua caliente recorriera mi cuerpo, como si con cada gota de agua, mis problemas desaparecieran por el sumidero.

Realice el mismo ritual, la esponja natural que me regalo un amigo hizo que volviera a mi mente nuestro último encuentro, deje que el gel se fundiera con ella y por un momento, conseguí dejar mi mente en blanco.

                
                                


El tacto del aceite sobre mi cuerpo era un suplicio, imaginaba sus manos recorriéndome, erizando mi piel.

Volví a la realidad, no era un día para soñar.

Un ligero picardías rojo es la única prenda que cubre mi cuerpo, seco mi pelo frente al espejo, el recuerdo de sus besos en mi cuello,  comenzaron  a sumergirme  de nuevo en la misma persona.

Apago el secador de pelo, me apetece un poco de silencio acompañada con una copa de vino, me dirijo hacia el sofá, me derrumbo sobre él.
Mis dedos recorren el borde de la copa sin dejar de pensar en aquel hombre que no deja de visitar mi mente.

-Hoy sería un buen día para servirte una copa de vino-  sin dudarlo la invitación estaba lanzada.

-Me encantaría una copa de vino- su respuesta hizo que sonriera, el juego acababa de empezar.

-Con una condición, nada de hablar, solo disfrutar-  sin dudarlo,  acepto.

Una hora más tarde las luces de su coche me avisaron de su llegada,  descorcho la botella de un buen vino tinto.

El sonido del licor de uva al caer en la copa, hace muy dulce la espera.

Espero su llegada apoyada en el marco de la puerta de entrada, sus pasos son firmes y decididos hasta llegar a mí.

Su mano recorre mi cintura con seguridad, sus labios ahogan mi saludo, está decidido a cumplir mi petición.

El largo pasillo desaparece ante nuestra desesperación, la copa de vino quedo sobre la mesa de la entrada.

El sofá es el encargado de frenar nuestros pasos, sus labios no se separan  de los míos, sus manos recorren mi cuerpo con ansiedad, mis manos siguen el juego sobre su piel, su cuello, disfrutan el tacto de un hombre tan varonil.

Su mirada desafiante controla mis actos, está dispuesto a cumplir su palabra y hacer que me olvide de todo.

Sin esperarlo, sus grandes manos giran mi cuerpo, frente a mi, el gran ventanal, tras de mí, un hombre imperioso,  dispuesto a satisfacer el deseo de ambos……

Siento su mano rozar mi cuello.

-¿Estás preparada para disfrutar?

Cada una de sus palabras recorre mi cuerpo, que se ofrece a él con suma devoción.

El tacto de su pecho en mi espalda, su respiración agitada cerca de mi cuello, sus dedos rozando mis labios, me deleito impregnándome de cada segundo, ha conseguido hacerme olvidar el día, solo deseo disfrutar este momento.

Su virilidad entra en mí sin avisarme, un suspiro desgarrador balbucea entre mis labios, el placer es máximo, haciendo que mi cuerpo se derrita entre sus brazos. 


                                           



  No me deja caer, en este momento soy suya y lo sabe,  entre sus brazos comenzamos el vaivén de 
  un juego que nos fascina a ambos, sus dedos, dulcemente, se introducen en mi boca acallando mis      gemidos.

 Gotas de sudor recorren mi espalda,  mi cabeza apoyada en su cuello, le facilita encontrar mis   labios…
-     
           --Regálame  tu placer, quiero que solo pienses en mí.  
   
        Muerde mis labios acelerando el ritmo de su cuerpo, ansioso, absorbe cada uno de mis gemidos          haciéndome enloquecer.

Tras varios orgasmos continuados, mi cuerpo comienza a desfallecer, su ímpetu me agota.

Me sostiene entre sus brazos frente al ventanal, el cristal refleja su sonrisa, el brillo de sus ojos,  dos cuerpos desnudos regados del sudor de ambos, la fascinante sospecha al pensar que algún desconocido haya presenciado   nuestro encuentro.

-Descansa princesa, aún no hemos acabado.

                                              Enmanuell L 4 de Mayo de 2018

jueves, 8 de marzo de 2018

Mi miedo, mi deseo.. tú.


Es inevitable, sus palabras afloran mis más íntimos deseos.

-Me encuentro de viaje ¿te apetece cenar esta noche?

Durante unos segundos no sé qué contestarle, me apetece mucho verlo, tengo compromisos y deberé conducir un largo trayecto.

Cierro mis ojos, recordando nuestro último encuentro, mi piel se eriza en cada decisión.

Organizo los asuntos prioritarios y, sin más dilación, emprendo el viaje.

Sé que el viaje será largo, pero al final, estarás tú.

Sintonizo mi canal de música predilecto y me dispongo, decidida, a su encuentro.

Durante el trayecto, la inquietud de un lugar desconocido, me hace dudar, por un momento sonrió, el 

Gps me ayudara a llegar, mi gozo en un pozo, no he actualizado el dispositivo.

Kilómetros y kilómetros en la travesía más oscura que creo recordar,  mi mente se alienta recordando 
sus besos, su sonrisa y su forma de amar.

En el horizonte, las luces brillan sobre el mar, estoy llegando a puerto, cada vez me acerco más.

El tráfico en hora punta casi no me deja avanzar, estoy en una ciudad que no he visitado nunca y no sé por dónde continuar.

Me decido a llamarlo, su tono de voz tan característico me relaja, respiro hondo en pocos minutos lo podre abrazar y besar.

Es fácil, solo debo ir al puerto, unas cuantas calles más y allí estará.

Subo el volumen, marcha atrás, tres carriles, mucho tráfico, mi deseo supera el miedo y comienzo a rodar.

Por el momento voy bien, creo que voy a llegar, los nervios me traicionan al ver que la calle escogida tiene un final.

Lo vuelvo a llamar, entre risas le explico que me he perdido ¡no sé dónde estás jajaja!

Decido parar en una parada de taxis, compruebo de nuevo el GPS, continua sin funcionar. En este momento no sé si continuar o volver sobre mis pasos y regresar.

Su llamada me hace desistir, me apetece verlo de nuevo y a estas horas cenar.

Un taxista generoso me guía, la primera redonda a la izquierda, en la segunda la tercera salida, continuas recto, en la tercera redonda la primera y en nada de tiempo estas.

Comienzo a seguir sus instrucciones, parece que no lo estoy haciendo mal, cada minuto que pasa mis deseos de verlo se incrementan y de tanto pensar creo que me he equivocado y algo he hecho mal.

Frente a mí la entrada al puerto, “Prohibido el  paso” me da por reir, dos patrullas de la guardia civil me cierran el paso, ni puedo continuar ni puedo dar marcha atrás.

Me decido por la segunda, ya estoy en el puerto y me queda poco para llegar.

Diez minutos más tarde le comunico que acabo de llegar al parking, enciendo un cigarrillo, respiro, me dirijo a la máquina expendedora recogiendo mi ticket y comienzo a subir los pocos escalones que me separan del paseo marítimo.

Es impresionante el paisaje que me recibe, el mar en calma, veleros descansando frente a mí, la luna dibuja su silueta, tanta belleza me deslumbra dedicándome unos minutos reteniendo en mi pupila y en mi mente, la paz que siento.


                               



jueves, 11 de enero de 2018

La pasión marca la reunión


Te miro, en silencio, deseando retener cada gesto y movimiento de tu cuerpo en esta reunión.

Tu mirada ardiente me recorre , tu mano se desliza por mi cintura, temeroso de mi reacción, buscas con  mimo mi piel bajo mi blusa, tu boca tan cerca de la mía, recoge el suspiro que  provocas al acariciarme.

Tus labios,  carnosos, buscan mi boca moldeando mi deseo.

Tus manos, temblorosas,  juegan con el botón de mi vaquero.

Tiemblo bajo tus manos, contorsionando mi cuerpo a tu voluntad.

En este momento, solo me dejo llevar ante tu mirada dominante, deseosa de recibir todo el placer que estás dispuesto a dar.

Por un momento desapareces de mi lado, abro mis ojos temblorosos buscándote en la oscuridad:
-        

                     Tranquila princesa, acabamos de empezar.

Tu cuerpo cae sobre mi cuerpo, casi no me deja respirar, tu boca ansiosa evita que pueda hablar, tus caricias en  mi pecho me hacen temblar, poco a poco tus manos desnudan mi cuerpo, dejando paso a tu boca,  que me besa sin cesar.

Cada uno de mis pechos recibe tus besos lascivos, caricias prohibidas, que me animan a pecar.

Quiero seguir tu juego, lo deseo, envueltos en la oscuridad, tentando las miradas indiscretas, de los coches que no dejan de pasar.

El frió se vuelve pasión,  tus dedos buscan el centro de mi placer con devoción, sucumbo a los movimientos de tus dedos, tan pausados, certeros, entregados al placer que nos invade a los dos.

Tú respiración se acelera por momentos, mis gemidos hacen efecto bajo tu pantalón.

Dejo que mi mano acaricie tu pasión, ahora eres tú quien me regala sus gemidos , quién se entrega a  mis manos, soy yo la que lleva el control.

Mis piernas rodean tu cintura, te necesito cerca, besarte y acariciarte, demostrarte con entrega que en este momento, soy tu mejor opción.

Conozco tus puntos débiles, rozo con mis labios cada centímetro de tu cuello, el lóbulo de tu oreja,  siento palpitar tu corazón,  nos unimos con desenfreno,……

Una llamada fuera de tiempo capta toda tu atención, no puedes evitarla, es importante en tu profesión.

La desilusión se palpa en tu cara manteniendo una discusión, te sonrió, quiero ser mala y estas en la mejor posición.

Acaricio tu rodilla, subiendo con mimo por tu pantalón, tus ojos temen mi reacción,  sabes cuál es mi propósito y yo me derrito por saber si aguantaras la tensión.

Tiemblas en mis manos, beso tu cintura, se corta tu respiración, intentas mantener la conversación, me provocas….. Ahora decido yo.

Mi lengua serpentea por tu ombligo, te miro con la más perversa intención,  mi mano no cesa de acariciarte, intentas detenerme, tus suspiros ahogados me dan la razón, disfrutas cada segundo que te dedico ofreciéndome tu cuerpo sin reparación.

Tu piel se eriza, tu mano sobre mi cabeza ejerce más presión, tu cuerpo se tensa bajo mis labios, por un instante no puedes continuar la conversación, te derrites en mis manos, se desborda tu pasión.

Mis ojos captan cada expresión, disfruto sabiéndome la vencedora en esta reunión.




Enmanuell 11 de Enero de 2018