jueves, 9 de enero de 2014

Un sueño hecho realidad ( segunda parte)


Mis ojos se humedecen, el destino ha jugado sus cartas y de nuevo nos encontramos frente a frente.

Mi intención es responder a su pregunta - ¿Cómo me has localizado? . Algo totalmente imposible cuando siento mis ojos humedecerse, las palabras, agolpadas en mi garganta, no se atreven a pronunciarse. Una leve sonrisa es lo único que mi cuerpo es capaz de articular.

Casi de forma automática, mis pasos se dirigen con celeridad  a mi pequeño ático, dejando la pregunta sin contestar.  El recorrido se hace interminable, todos mis sentidos se dedican a situar su presencia, en este momento, solo tengo en consideración, mi necesidad de alejarme de él.


El ascensor no acude a mi llamada, mil pensamientos me aturden. Su cercanía ha  despertado sentimientos enterrados en mí, la puerta de la entrada se abre al mismo instante que el ascensor. Al entrar, mi corazón y mi respiración están agitadas, no quiero ni puedo compartir con él, el mismo espacio.
Mi ático está muy silencioso, tras entrar cierro la puerta, al fin puedo respirar sin tensión.
Por el pasillo voy despojándome de la ropa que durante todo el día me ha acompañado, sin dejar de pensar en lo ocurrido me dirijo a la ducha, el agua desnuda mis deseos con delicadeza, arrastrando con ella el temblor que me provoca su presencia.   
E
l tacto del camisón sobre mi piel me relaja, un poco de  música tumbada sobre la cama me deja en brazos de Morfeo.

Las tres de la mañana, el sonido de los nudillos replicando mi puerta me sobresalta, no conozco a nadie en esta zona, o más bien a casi nadie. Descalza, observo al mirar por la mirilla su sonrisa, mis temores y deseos se confirman. Dudo si abrir o no la puerta, no he encendido luces en mi recorrido, no tiene manera de saber que lo estoy viendo.

-El olor de tu piel te delata, ábreme-  Palabras firmes y concisas, su poder sobre mi es indiscutible,  casi automáticamente obedezco sus órdenes.   
Vivo la escena como si de una película se tratara, mi mano abriendo la puerta ante el hombre que deseo, solo cubierta por un simple camisón, sintiendo el helor del suelo en mis pies descalzos.
 Su mano, esa mano grande y de tacto suave, es la encargada de acabar de abrir la puerta, me mira, permanezco firme intentando parecer fría ante él.

No pronuncia palabra alguna, sus pasos se acercan a mí, rodea mi cuerpo con su brazo apoderándose de mí, sin mi permiso, soy suya y lo sabe.
Su pasión es frenética, su lengua en mi boca apaga mi  más mínima intención de replicar, sus manos insaciables desabrochan el cinturón de  la única prenda que me cubre,  mis pechos siempre le encantaron y se dedica a disfrutar de ambos. La pared tan fría e inerte, sostiene mi cuerpo que poco a poco se desborda.

Siento sus labios recorriendo mi cuello, mordiscos de sus dientes intentan contener el gran suspiro, que su cuerpo produce al entrar en el mío. Me posee sin piedad dejando huellas en mi piel.
Las palabras sobran, el frió del ambiente sucumbe ante el calor de nuestros cuerpos, gemidos  incontrolados dirigen nuestros movimientos

El pequeño espejo de la entrada refleja ante mis ojos,  la pasión desenfrenada de su cuerpo, me devora una y otra vez estremeciéndome bajo su poder.

El tiempo transcurre dejando mi cuerpo extasiado de placer. Entre sus brazos, recorremos el largo pasillo, me deposita sobre la cama dejando un beso sobre mi mejilla.

Al salir del ático sus palabras me alientan – descansa, por hoy, el insomnio que me produces, me dará una tregua -.  Mis ojos se cierran ¿es un sueño o una realidad?




Si quieres leer la primera parte de este relato, pincha aquí: Un sueño hecho realidad (primera parte)

No hay comentarios:

Publicar un comentario