Estos no son mis ojos. Frente al espejo, no los reconozco.
Se nota en la cara. Ya no puede
disimular, pesa el alma, no consuela llorar.
El desánimo, se apodera, de lo
que ya no tiene vuelta atrás.
La batalla está perdida, nunca se
trató de negociar.
Seguir con lo absurdo, es un acto
de vanidad.
No existe ganador ni vencido,
este no debería ser el final.
Solo la mar me puede serenar, sin mas.
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