¿Imaginamos?
Imaginemos la
impotencia. Pongámonos, un momento, en
la piel de una niña.
Una mujer acude con su hija, menor de edad, a pedir ayuda.
Al llegar, el
subordinado sargento, se afana en ofrecerla. Tras contarle el caso, el asunto es importante. Escucha el caso de
la apenada niña.
Sus ojos se vuelven hielo,
palabras impertinentes, acuchillan la fe de la pobre niña.
Perpleja observa a su madre discutir con quien debería defenderla,
culparla de sufrir malos tratos por culpa de ella, rompió todo en lo que a ella
la habían educado.
Llorar, de impotencia, al escuchar a la autoridad, alentar el maltrato de su ex pareja.
Las palabras se cruzan a sabiendas de lo que hieren, los pensamientos de la madre perpleja.
¿Que podría hacer su hija cuando necesitara ayuda? ¿Acudir a
un machista con poder?
¿Permitir que alguien
sin conciencia decida sobre su vida?
Tan justa es la vida, que por esos días, la peluquería sería
un punto de encuentro.
La madre sulfurada, entre amargas palabras desahoga su pena con su
gran amiga, sin saberlo, un policía escuchaba su melancolía.
Un espejo es el único contacto entre los dos, las lágrimas
de una madre indefensa son su aliento, ayudarla su mérito. ..
Mi duda es ¿es la mujer la culpable de un maltrato tenga la
edad que tenga?
¿
Cuál es la defensa de una mujer, cuando quien dirige un
poder, te avergüenza y amarga?
Que pocos hombres han sido educados con conciencia.
Esa niña tuvo la suerte de tener a su madre que la defendió hasta
las últimas consecuencias.
El sargento.. bueno.. Todo está por llegar.
No ceguemos la vista ante lo que creemos normal, la
violencia no es normal .
La autoridad esta para ayudar no para sepultar.
NO AL MALTRATO A TAN PREMATURA EDAD ( ni a ninguna)
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