sábado, 7 de septiembre de 2013

Una noche de calor




Una noche de calor




Que  noche más calurosa, , es tan tarde que no veo la hora, el calor me recorre, debo salir de casa.
Me ducho con agua fría, salgo a la calle y emprendo un camino que no conozco, solo quiero que  la brisa de la noche me satisfaga
Las calles están solitarias, solo al final un grupo de personas se aglomeran en la entrada de un local, me dirijo hacia ellos, se trata de una exposición de pintura con motivos taurinos.  Me parece una buena opción para pasar la noche  y viéndolo bien, el aire acondicionado me reconfortara.
En el centro del local la pintora atiende a cada uno de los asistentes, soy  muy observadora, la sigo con la mirada, se ve radiante y satisfecha de su trabajo, una mujer decidida y emprendedora.
De vez en cuando recorre con la mirada todo el local, está decidida a que sea una noche perfecta, su  mirada siempre se detiene más de lo habitual en un chico moreno sitiado al final de la sala, su mirada en ese momento se vuelve felina, el chico la mira con el mismo juego.
Me parece estar viviendo una historia de cortejo en primera persona y decido quedarme hasta el final. Con una copa de vino en la mano, un  Vega Sicilia  exquisito,  me dispongo a ser una espectadora silenciosa.
El juego entre los dos me cautiva, las miradas, miradas atentas a labios deseosos. Un simple gesto de ella lo invita a acercarse recibiéndolo con una copa de vino, las sonrisas de ambos al sentirse deseados.
Detienen su paseo ante un dibujo insinuante, un toro en todo su poderío embistiendo a su hembra, ella osa comparar al chico con ese dibujo, lejos de cohibirle a él le hace gracia y continua su juego erótico atrayendo a la chica más deseada de la noche., su mano al acercarse,  acaricia su brazo casi de una manera prohibida, baja por su espalda dejando que sea la cintura de la chica la que detenga su caída,  su respuesta es un ligero contoneo de sus caderas acercándose a el rozando con descaro lo que tanto desea desde que sus miradas se cruzaron.
Mi copa se a quedado seca sin apenas apreciarlo, sigo de cerca a ambos jugadores deleitándome en cada gesto y palabra. Al acercarme noto la gran energía que ambos desprenden, es energía sexual, la misma  energía que me hace cómplice de su juego deseando ser yo la protagonista de tal deseo.
Tras dos horas observando como el chico desplegaba todas sus armas observo que se dirige a los lavabos, su excitación es evidente al caminar, decido ir tras el deseando saber cuál será su próxima jugada. Tras de mi unos  pasos decididos hacen que abra una de las puertas de los aseos masculinos, no debe de verme nadie y sin pensarlo subo lo más alto que puedo dejando mis zapatos tras de mí.
El habitáculo es pequeño pero el destino ha sido complaciente conmigo haciendo que sea el continuo al chico. La puerta vuelve a abrirse, escucho unos zapatos de tacón aproximándose, las paredes separadoras no son muy altas  y mis ojos traviesos observan sobre la altura lo que sucede. La chica ha acudido tras el  abriendo la puerta y dejando que sus manos acariciaran su espalda bajando a sus nalgas dejando sus dedos marcados al apretarlas,  el suspiro que el chico ha dado a echo que mi tanga se humedezca y sean mis dedos los que ahoguen la excitación que me recorre.
El aroma de la pintora  y su gran seguridad apresan a su acompañante dejando que sean sus manos las que se introduzcan bajo sus pantalones de lino color crema liberando su gran verga, de un solo movimiento la apresa con su brazo deslizándola delante de él, sus dedos hábiles destrozan su tanga mientras besa sus labios con lujuria.
Mis dedos no pueden reprimir el deseo buscando el centro de mi deseo, mi clítoris erecto disfruta de cada dedicación de mis dedos.  La excitación es más fuerte que yo, cuando observo el cuerpo de la chica caer lentamente por el , deslizándose sudoroso y deseoso, clavando se verga en ella, haciendo que un gran gemido desahogue su cuerpo, con rapidez la lengua del chico acalla el disfrute que ambos sienten,,, bueno, que los tres sentimos ,soy placer a mi cuerpo observándolos, mis dedos han aligerado el ritmo, al mismo ritmo de las sacudidas existentes  . Los ojos del chico se han clavado en mí, los míos en el , ambos disfrutamos mi intromisión haciendo que nuestros cuerpos dejen salir un estallido de placer.
Recompongo mi ropa y salgo apresurada del aseo  masculino, al abrir la puerta es su sonrisa la que me despide, ayuda a su amante ocasional.
De vuelta a casa repaso mentalmente tal situación y su grado de excitación estremeciéndome, la puerta no abre con mi llave, ya he vuelto a equivocarme, una voz tras de mí se presta a facilitarme la entrada, al levantar mi vista reconozco su cara, es el chico de la vinoteca que acude acompañado.
Dos horas después y tras una ducha de agua caliente  que me despejara,  el sonido del timbre  me devuelve al presente , al abrir la puerta,,,,,,





Enmanuelle ocho de Septiembre de 2013





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