-Me apeteces ahora-
mis palabras susurradas a su oído incrementaron su nerviosismo.
Quería hacerlo mío
en ese preciso momento, devoraba su boca al tiempo que daba instrucciones hacia
el destino que tenía planeado.
La temprana hora hizo imposible cumplir mi deseo, las
constantes idas y venidas de los automóviles nos delatarían al momento,
buscamos un lugar más discreto, mi mano acariciaba su entrepierna deseosa de
poseerlo, mordía sus labios locamente, mi excitación crecía por momentos con
cada uno de sus suspiros.
Recorrimos unos pocos metros encontrando un polígono casi
abandonado, el motor del coche se detuvo en el primer lugar seguro que creíamos
seguro. El asiento del pequeño coche se deslizo, mi cuerpo temblaba con cada una
de sus caricias, sentía el ardiente deseo que recorría y humedecía mi sexo.
No dude en hacerlo mío, posándome sobre
él.
Descubrí su pecho, mordisqueándolo, su boca me atraía,
haciendo mi voluntad irresistible a él.
Deslice mi pierna sobre su cuerpo, mi tanga quedo entre sus
dedos dejando libre la entrada de su pene en mí. El grosor de su miembro
desgarraba el estrecho y húmedo vacío de mi cuerpo.
Un intenso placer me invadió, arqueando mi espalda, para
volver a tomar el control sobre mi cuerpo y dejarme llevar por el vaivén que yo misma
provocaba. Sus manos aceleraban mis caderas, sentía su pelvis golpeando mi
clítoris, los tres primeros orgasmos de la noche fueron consecutivos.
Desfallecí sobre su pecho sin dejar libre mi tesoro, un
tesoro impaciente por derramar sobre mis labios su deseo.
En grandes dosis su deseo cubrió mis labios, decidí hacerle
compañero de juegos en mi deleite.
La luz de dos faros acercándose nos alertó, la adrenalina
nos hizo reír al mismo tiempo que recomponíamos nuestra ropa.
-¿Cenamos?- Mis palabras cargadas de intención fueron
aceptadas de buen grado, el motor se puso en marcha dirigiéndonos a un lugar
más íntimo donde…..
Una descripción muy elocuente de lo implícito. Sin lugar a dudas no hay mas que decir, mas bien es sentir lo que se lee. Gracias esta noche puedo dormir y esperar a la tercera parte.
ResponderEliminarSe agradece la pasión salvaje que transmite.
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