Hoy no sé cómo empezar a escribir, necesito un recuerdo en
el que refugiarme. Ese momento en el que hoy, que me necesitas, haga que pueda
acudir a tu lado sin tener dudas.
Cuantos años han pasado con esta maldita barrera que ambos
contribuimos a crear. Tu por tu forma de ser y yo que por pequeña, me enseñe a callar.
No es hora de hacer reproches. Aprendí a ser una mujer
fuerte siendo solo una niña. Ahora soy una mujer con lágrimas de niña.
Sé que en este momento no estas, tus ojos cerrados te llevan
a un lugar donde el dolor no puede
aspirar, donde el aire es fresco y no necesitas nada para respirar. Donde las
discusiones se convierten en risas. Donde las palabras que siempre calaste
¿Tuviste esos momentos?
De pequeña un día desaparecí, decidí que todo lo que me dañaba
quedaría atrás. Horas de caminata me dejaron sin fuerzas sobre un campo de
amapolas, las mismas que recogieron cada una de mis lágrimas cuando la
noche se hizo presente.
El sonido de un grito apenado me despertó, era tu voz desesperada, cambio en el momento
en que una pequeña niña rubia a ti se abrazó.
Ahora que sé que conservo ese recuerdo, ese recuerdo con el
que poder decirte papa.
Enmanuelle L 03 de diciembre de 2013
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