martes, 24 de diciembre de 2013

A la luz de la vela



Mi cabeza apoyada sobre la almohada, mis ojos, humedecidos de lágrimas fugaces.

La vela se consume, la luz cada vez es más tenue, lucha por no desaparecer aun así,  sabiendo su destino.

Me consumo con ella, mi ilusión hace días que no me acompaña, mi sonrisa olvidó volver a reflejarse en mi rostro, la luz de mis ojos perdió su brillo, cada parte de mi cuerpo abandona su cometido.

Recuerdos lejanos acuden galopantes, sentí muchas veces que mi vida iba muy rápida, descubriendo lo bueno y malo del día a día, riendo y llorando cuando pertenecía, saque valor de donde no lo había.

Siento y sé que he dejado huella, entregando  amor a quien me quería conocer, el mismo  amor fugaz de las personas que conocí y hoy no están, volaron al abrir una ventana.

Afronté con firmeza cada una de mis decisiones, siendo así, mi  felicidad intercalada.

Estoy cansada, mis párpados doloridos quieren cerrarse y descansar.


Hace frío, tapo mi cabeza y cara helada, cierro mis ojos cansados al tiempo que la vela se apaga, despertaré cuando mi cansancio no duela.


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