Anoche me acompañaste en mis sueños.,
Frente a un acantilado, dispuesta a tomar una cerveza,
disfrutaba en compañía de mis amigos.
El acantilado nos ofrecía la pasión de los que allí se
atrevían a jugar con el peligro. Mesas pequeñas, me recordaban Paris.
Yo reía, admiraba y envidiaba sanamente a tan atrevidos
seres.
Un saludo llamo la atención de mi amiga, un chico de verde
promocionaba la cerveza que bebíamos, se acercó, con un cordial saludo amigablemente
se acercó a ella, yo no decía nada.
Una voz familiar hizo que mis alertas se despertaran. Tu
brazo sobre los hombros de tu amigo antes incuso de verme, al mirarme tu voz
seca, al igual que la mía, nos hizo sonreír ante el saludo.
Nuestras miradas fijas haciendo revivir cada uno de los momentos que compartimos, tu sonrisa tímida me hizo recordar el café que tomamos cerca de la playa. La pequeña mesa nos separaba, mis ojos centrados en tus labios ocupaban toda mi atención., siempre desee volver a jugar contigo y ahora se me ofrecía la oportunidad.
Un café caliente entre mis manos te incitaba a mirarme, mis labios humedecidos reclamaban tu atención.
El ambiente era cordial, todos reían y charlaban entre ellos
y yo mantenía mi atención solo en ti.
Un traje color gris cubre tu cuerpo, siempre me gusto
despojarte de cada una de esas prendas que tan seductor te hacían ante mí. La
conversación de mis amigos fluye, tu mirada y la mía nos traslada a un mundo de
deseo. Dejo que mi pie busque tu pie,
accedes gustoso a mi juego dejando que suba por tu pierna. Noto el fuego en tu
mirada al mirarme, me deseas como yo a ti. Solo es necesario un leve movimiento
de tu boca para dibujar el camino que debo seguir.,
Me disculpo dirigiéndome a uno de los baños apartados.
Segundos después una de las sillas se aleja
de la mesa, es la tuya.
Tus pasos firmes se acercan a baño de las chicas, te espero
con la puerta entreabierta, mi sonrisa reafirma lo que deseo de ti. Mis manos
suben por mi pierna levantando mi falda. Sin decir palabra diriges mi cuerpo hacia
la pared, tus dedos rozan el centro de mi deseo haciendo que tu sonrisa
aparezca.
Soy una mujer ardiente en tus manos y tú sabes cómo hacer
que mi voluntad sea tu voluntad.
Rozas desesperadamente mi cuerpo contra el tuyo, disfrutas
tu poder sobre mí, mis ojos vidriosos suplican ante tu mirada firme.
Uno de tus dedos me recorre haciéndome temblar. Tu deseo de
dominarme me mantiene sin poder moverme, dejo que seas tú quien me penetre sin mediar la compasión. Tus gemidos
aceleran mis movimientos, la respiración
que me produces me domina, te deseo.
Nuestros cuerpos cayendo ante el frió suelo hace patente el
gran orgasmo que sentimos. Tu boca se acerca a la mía. Mis fluidos corporales me desbordan, absorbes
cada uno de ellos. Eres mi dueño y yo tu obediente sumisa.
Tu mano busca mi pecho pellizcando mi pezón erecto, te
acercas a mi dejando palabras que me inundan;´´
siempre he disfrutado haciéndote mía.´´
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