( Primera parte)
Un sueño hecho realidad
Acabo de llegar al nuevo piso, visto ahora tan vacío
después de dejarlo los antiguos inquilinos me parece mucho más grande. Es un ático
de una sola habitación, realmente no es importante, he salido tan deprisa de mi
antigua vida que no he buscado mucho.
Lo que más me gusta del ático, son las vistas, solo uno de
los edificios tiene la misma altura y el paisaje de la ciudad es una maravilla.
Paso todo el día recogiendo las cuatro cosas que creí importantes, bajo a
comprar a un supermercado cercano, más bien paseo compro los preparativos para
hacer unos sándwiches y una botella de
vino ´´El Nido´´ es algo cara y…..yo lo valgo.
Los ventanales del balcón son grandes, una pequeña terraza
con una hamaca va a ser mi refugio esta noche. Dejo que el aire entre a
raudales en el pequeño salón, mi ordenador
con mi canal de música me relajara y poder escucharla desde el baño,
ventajas de ser todo tan comprimido.
Salgo de la ducha, frente al espejo impregno mi cuerpo
con mi bodi milk ´´Roses 4 Reines´´ mi tesoro. Su aroma encoje
mis entrañas, su suavidad recorre cada centímetro de mi piel disfrutando el
masaje, he imagino no ser yo quien lo da,
el centro de mi deseo reclama atención y yo disfruto aplacando su deseo. Cepillo
mi melena, dejo caer el camisón rojo por mi cuerpo y me dirijo a la cocina,
este vino no es para tomarlo solo, lo sé, no me apetece comer nada, solo saborear una copa en la hamaca.
El otoño se nota en las calles, desde aquí dedico cinco
minutos a contemplar los movimientos ajetreados de las personas, doy un ligero
trago a la copa, respiro hondo tumbándome en la hamaca.
El nuevo día acaba de empezar, cuatro pisos de
escaleras hasta llegar a la entrada,
decido bajar por ellas. A la altura del tercer piso un aroma familiar sobrecoge
mis entrañas. Mi imaginación me está
jugando malas pasadas sin dudarlo. Tras salir del portal me dirijo a mi nuevo
trabajo, agradezco no saber nada respecto a todo lo que le concierne, hace que
mi mente está ocupada y no piense en todo lo pasado.
Las nueve de la noche, vuelvo tras mis pasos, desde la
calle y pasadas tantas horas el ático parece ahora mucho más alto, estoy muy
cansada y decido subir en ascensor. Al entrar mis ojos se cierran, aspiro el
aroma que desprende, tardó en reaccionar, ese aroma tan varonil despierta en mi
la mujer que llevo tiempo intentando acallar. Mi mente viaja al pasado, cuando
teniendo los ojos cerrados aspiraba el olor del pecho de mi amante disfrutando
la excitación que despertaba en él, al cumplir cada uno de sus deseos.
Reviso mi bolso ya en el ascensor, he dormido toda la noche
y estoy segura que algo me he dejado, se ha parado en el piso número tres, la
puerta se abre, entran tres adolescentes, les sigue un maduro atractivo, con un
perfil varonil y sonrisa pícara.
Me dejo caer en la pared del ascensor, es el, es mi galán,
y me sonríe mirando mi cuerpo. Tras unos buenos días se acerca a mí, los niños
están justo delante de nosotros mirando las tímidas que se cierran puertas y
charlando de sus cosas. Yo no escucho nada, estoy petrificada, su dedo meñique
roza mi mano cuando sale del ascensor, retengo un suspiro guardado que mi
cuerpo libera al quedarme sola.
Su despedida casi me deja temblando, ¿o ha sido su mirada?
Las puertas se vuelven a abrir levanto la mirada, está justo frente a mí, sus ojos me penetran, mi cuerpo tiembla al
notar su cercanía, se acerca sin decir nada, deposita un beso en la mejilla y
sin más vuelve a salir del ascensor.
El día transcurre más deprisa de lo que yo quisiera,
encontrarlo a provocado que la excitación que sentí por él, volviera esta mañana,
recordando sus caricias y besos, recordando todo lo que del aprendí el, cosas nuevas que hicieron mi cuerpo vibrar con tal intensidad que acabe siendo sumisa de sus deseos.
El balcón del ático lo comparo con un túnel, frente a mí
una zona verde, me apetece salir y recibir la brisa de la noche. Paseo por el
con un solo pensamiento en mi mente, sus besos, unos niños juegan en la zona
infantil, discuten por el turno y yo sonrió, decido sentarme en un banco
cercano y disfrutar del espectáculo. La agudeza de los niños me embelesa.
El roce de una caria en mi mano me estremece, él, sentado a
mi lado, observa mi reacción, sus ojos brillan con la misma intensidad que lo hacían al tenerme
sobre él.
Soy incapaz de articular palabra, es él quien mirando al
chucho que pasea, quien rompe el silencio.
- Mi deseo y mi
mayor temor se confirma, estas aquí y más cerca de lo que esperaba. ¿Cómo me
has localizado?
Mis ojos comienzan a inundarse, ¿deseo? ¿Miedo? ¿Incertidumbre?
No consigo articular palabra, el
continua hablando. …..
Enmanuelle 18 de octubre de 2013
Si quieres leer la primera parte de este relato pincha aquí: Un sueño hecho realidad (segunda parte)
Si quieres leer la primera parte de este relato pincha aquí: Un sueño hecho realidad (segunda parte)
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