La una de la madrugada, la noche se está convirtiendo en un
movimiento continuo de mi cuerpo intentando encontrar la postura más cómoda
para descansar.
Desesperada conecto mi móvil sintonizando el programa de
radio que a veces escucho.
Tras la cortina color carmesí, la luna llena que da comienzo
al verano me embruja, me dejo caer en su calma y mis ojos se cierran.
Tus ojos me miran fijamente, tu sonrisa me paraliza, te
acercas a mí con la intención de besarme, tu dedo recorriendo mis labios
incrementa mi nerviosismo, estás tan cerca de mi boca…… sobresaltada vuelvo a despertarme.
Recorro el pasillo hasta la cocina buscando restablecer mi
pulso, incluso en sueños tu proximidad me altera.
Enciendo un cigarrillo frente al ventanal,
dejo que se consuma solo, prefiero acabar el gran vaso de agua fría y volver a
mi cama.
Dejo caer mi bata junto a la cama, recorro las blancas
sabanas auto convenciéndome de la soledad de mi habitación, vuelvo a cerrar los ojos.
La brisa de la madrugada recorre
mi cuerpo desnudo, la disfruto exponiéndome ella.
Con timidez, la yema de tus dedos dibujan sobre mi pecho tu nombre, mi piel se eriza quedando paralizada ante tu
tacto, la palma de tu mano recorre mi cintura jugando con mi acelerada respiración,
mis muslos se contraen al sentirte sin dejarme tregua.
Tu sonrisa delinea el
recorrido a seguir.
Cierro mis ojos concediéndotelo,
mis pechos perciben tu aliento, tu
lengua recorre uno de ellos….. sobresaltada quedo sentada sobre la cama,
recorro con la mirada cada rincón de la habitación, continuo sola y ahora el
sudor y la humedad de mi sexo son más
evidentes.
Las cuatro de la mañana, la música continúa sonando en mi
celular, reviso los mensajes atrasados, entre ellos, tu sonrisa me desea dulces sueños.
Enmanuell L 22 de Junio de 2016
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