miércoles, 29 de junio de 2016

Con tu permiso sexy

Vísperas de la noche de san juan,  la mar serena culmina un intenso día de playa, sentada en mi hamaca escucho su dulce melodía, la conversación del grupo  no consigue acallar su sonido.

Mi celular vibra, sonrió al tiempo que me extraña  ver el mensaje que acaba de llegar - ¿puedes hablar?

Me aparto del grupo confirmándole mi disponibilidad, quedo atenta a su respuesta, la llamada no tarda en llegar, contengo mi respiración al creer escuchar que esta frente a mi casa.

Sus intenciones de sorprenderme caen en saco roto, ahora soy yo quien no se encuentra en el lugar indicado. Conteniendo mi deseo por acudir a su invitación paso las horas sonriendo por su hazaña.

La noche no está siendo lo esperado, lo que se presumía una noche ideal se torna una pesadilla haciendo la vuelta a casa apresurada.

Los kilómetros se hacen interminables con el silencio de los que nos encontramos en el vehículo, al fin la puerta del garaje se abre, la noche a acabado sin más incidentes.

Quedándome sola disfruto de la brisa de madrugada asomada al gran ventanal, si él supiera lo cerca que esta….

Las seis de la mañana, sobresaltada me despierto, un desayuno con él es lo que me apetece y sin pensarlo le mando un mensaje, es poco madrugador,  su respuesta es la esperada, quedamos  en su hotel.

Diez minutos más tarde valoro mi inconsciencia  al acudir a la cita, ya no hay vuelta atrás, unos pocos escalones me separan de un desconocido.

La sonrisa de la camarera me saluda al entrar en el recibidor, mi corazón se acelera sin poder evitarlo, después de tanto tiempo al fin cumpliremos nuestra palabra.

La puerta de cristal se abre, sus pasos decididos se dirigen a mí haciéndose con la situación de una forma muy natural, su mano rodea mi cintura invitándome a seguirlo al comedor, por fin nos conocemos, dos besos sellan nuestro encuentro.  

Es un lugar pequeño y reservado donde solo él,   se desenvuelve  con experiencia por su trabajo.

Como un caballero me cede el paso al entrar, ofreciéndose a servirme el desayuno, me acompaña a la mesa,  desde mi silla lo observo, tan alto, tan moreno, sereno y seguro.

Como siempre no puedo evitar decir lo que pienso, incluso conociendo su rostro me ha impresionado, es incluso más sexy  en persona y eso ha hecho que mis manos tiemblen, intento disimular y relajarme antes de que termine de servirse el desayuno.

La conversación está siendo fluida, hablar con él es hacerlo con una persona conocida, siempre menos cuando su mirada se queda fija en mí, me mente se queda en blanco, su presencia me hace quedar como una novata.

El segundo café que me sirve da paso a confidencias y recuerdos compartidos,  sonríe de forma provocadora, lo observo aprovechando los momentos que no me cohíbe, sus labios son muy apetecibles, la profundidad de sus ojos me pierden, la picardía con la que inocentemente me invita a desafiarlo.




Con tu permiso sexy……
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                                                Enmanuell L 29 de Junio de 2016




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