Vísperas de la noche de san juan, la mar serena culmina un intenso día de
playa, sentada en mi hamaca escucho su dulce melodía, la conversación del
grupo no consigue acallar su sonido.
Mi celular vibra, sonrió al tiempo que me extraña ver el mensaje que acaba de llegar - ¿puedes
hablar?
Me aparto del grupo confirmándole mi disponibilidad, quedo
atenta a su respuesta, la llamada no tarda en llegar, contengo mi respiración al
creer escuchar que esta frente a mi casa.
Sus intenciones de sorprenderme caen en saco roto, ahora soy
yo quien no se encuentra en el lugar indicado. Conteniendo mi deseo por acudir
a su invitación paso las horas sonriendo por su hazaña.
La noche no está siendo lo esperado, lo que se presumía una
noche ideal se torna una pesadilla haciendo la vuelta a casa apresurada.
Los kilómetros se hacen interminables con el silencio de los
que nos encontramos en el vehículo, al fin la puerta del garaje se abre, la
noche a acabado sin más incidentes.
Quedándome sola disfruto de la brisa de madrugada asomada al
gran ventanal, si él supiera lo cerca que esta….
Las seis de la mañana, sobresaltada me despierto, un
desayuno con él es lo que me apetece y sin pensarlo le mando un mensaje, es
poco madrugador, su respuesta es la
esperada, quedamos en su hotel.
Diez minutos más
tarde valoro mi inconsciencia al acudir a
la cita, ya no hay vuelta atrás, unos pocos escalones me separan de un
desconocido.
La sonrisa de la camarera me saluda al entrar en el recibidor,
mi corazón se acelera sin poder evitarlo, después de tanto tiempo al fin cumpliremos
nuestra palabra.
La puerta de cristal se abre, sus pasos decididos se dirigen
a mí haciéndose con la situación de una forma muy natural, su mano rodea mi
cintura invitándome a seguirlo al comedor, por fin nos conocemos, dos besos
sellan nuestro encuentro.
Es un lugar pequeño y reservado donde solo él, se desenvuelve con experiencia por su trabajo.
Como un caballero me cede el paso al entrar, ofreciéndose a
servirme el desayuno, me acompaña a la mesa,
desde mi silla lo observo, tan alto, tan moreno, sereno y seguro.
Como siempre no puedo evitar decir lo que pienso, incluso
conociendo su rostro me ha impresionado, es incluso más sexy en persona y eso ha hecho que mis manos
tiemblen, intento disimular y relajarme antes de que termine de servirse el
desayuno.
La conversación está siendo fluida, hablar con él es hacerlo
con una persona conocida, siempre menos cuando su mirada se queda fija en mí,
me mente se queda en blanco, su presencia me hace quedar como una novata.
El segundo café que me sirve da paso a confidencias y
recuerdos compartidos, sonríe de forma
provocadora, lo observo aprovechando los momentos que no me cohíbe, sus labios
son muy apetecibles, la profundidad de sus ojos me pierden, la picardía con la
que inocentemente me invita a desafiarlo.
Con tu permiso sexy……
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