domingo, 14 de diciembre de 2014

Los hombres, un peligro constante.


Hoy he leído un artículo que me ha llamado la atención, la preferencia de los hombres sobre las mujeres. Como todo va en gustos, rubias o morenas, altas o bajas, nacionales o extranjeras, etc….

En lo que sí coinciden es en  lo básico, pelo largo, pechos exuberantes, sonrisa amplia, que no incordien,  piel de melocotón, mirada limpia, nalgas tensas y sobre todo, sexo libre y sin preocupaciones.

Cada uno de ellos saben (o creen saber) como es la mujer de su vida, alguien a quién entusiasmar en la primera etapa de la conquista, impresionar con su valía y no con sus defectos, pasado un tiempo todo cambia, ellos tienden a creer que  una vez conseguido deben ser sumisas, madres de sus hijos, fieles por vocación, herederas de las costumbres de sus madres, conciliadoras entre su descendencia y ellos. La esposa perfecta.

Cuando se trata de una mujer infiel, quien no ha escuchado alguna vez, es tal o cual al tiempo que ellos al hacer lo mismo, son todos unos héroes a la vista de los demás.

Es curioso también el ´´sacrificio´´ al que son sometidos con las nuevas conquistas, invierten tiempo, ingenio, simpatía, música, poemas, historias ficticias que resultan totalmente creíbles para la presa de turno. Si, presa de turno, porque para ellos las mujeres son eso, retos que conseguir y una vez finalizado, ya tienen en mente la próxima conquista.

Sobre todo lo que una mujer valora en un hombre, es el simple hecho de ser escuchada, atendida y valorada. Dejar de ser quien siempre escucha, empatiza y comprende, para ser un mínimo periodo de tiempo, una persona con opinión propia.
Cuándo una mujer lleva la iniciativa, simplemente da miedo, existen muchos calificativos para ocultar ese miedo o simplemente se ignora.

Una gran persona de mi entorno, dijo en su momento, que si hombre no quería a su madre difícilmente, podría querer a una mujer, la mayoría de los hombres que son padres y ya no están en el hogar familiar, olvidan que sus hijos también tienen madre, que las diferencias entre ambos no deben ni pueden romper esos vínculos tan importantes. Ni un padre deja de ser padre, ni una madre deja de ser una madre.

Enamorarse de alguien nuevo en tu vida es casi inevitable, alguien que te mima, te besa, te sorprende y atrae. Todos somos vulnerables cuando te hacen sentir único e inolvidable.

No me posiciono en ningún bando, la vida me ha demostrado que cualquiera de los dos cometemos fallos.

Lo admito, en mi vida siempre ha habido un hombre, soy hija de un hombre, madre de un hombre……..

Los hombres, un peligro constante.
                                                                                            Enmanuell L 14 de diciembre de 2014



7 comentarios:

  1. Interesante post, niña. La verdad es que ellos y nosotras somos un peligro constante. Lo bueno, o lo malo, es que somos irresponsables y no lo vemos venir. Todo nos parece bien... No sé por qué.
    Un besazo.

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  2. Hombres... y sin manual de uso.
    Mil besitos, Enmanuelle.

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  3. Los hombres son para mi encantadora mente irresistibles y fascinante mente seductores.

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  4. Si alguien los entiende que me lo explique...

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  5. Somos un peligro. Pero mola. Las mujeres también. Y también molan.

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  6. Los hombres suelen ser un peligro hasta que se inyectan una mujer en el corazón, entonces son los más dóciles animales que pasean por la tierra, jajaja quizás no sea asi en muchos casos pero lo que ísísíestádduy claro es que en la mayoría de los casos el hombre y la mujer se necesitan y tenemos que saber sobre todo los de mi género, que la mujer es un un ser humano igual que nosotros y con uno de los dones más bonitos que existen en esta vida, el de darnos la vida.
    Me gustó mucho tu entrada Enmanuelle, besos.

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  7. Supongo que es así, aunque como todo, son generalidades.

    Ser una conquista y que te traten bien hasta que esté zanjado y pasen a la siguiente... bueno, en ese caso todo depende de lo que la mujer espere. Porque si ella en realidad busca lo mismo, nadie pierde.
    Aquí todo se basa en que haya un equilibrio (que no se dará siempre) y en no esperar de más. O ser claros y asumir que en muchos casos alguien saldrá perdiendo.
    Pero ser claros.

    Un beso :)

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