jueves, 4 de diciembre de 2014

Fin de semana de puente


Llevo varios días descentrada, nada de lo planeado ha salido como esperaba. Comienzo a necesitar evadirme y decido hacer una escapada de fin de semana, ojeo mis redes sociales, entre ellas uno de los comentarios llama mi atención, no queda lejos de casa y me vendrá bien cambiar de aires.

Un  vestido negro, falda y top informal, ropa interior, mis cómodos zapatos rojos, un par de medias con liguero,  completan mi equipaje.

Dejo un mensaje escrito muy escueto a quien pueda interesar: Volveré el lunes.

Dos horas y media más tarde, paro el motor de mi coche frente al hotel, es pequeño y coqueto, me encanta. La gente por las calles sonríe, cada una de las calles que recorro esta iluminada, con luces de colores acompañada de los típicos villancicos, la navidad se ha adelantado.

Tras dejar la maleta en mi habitación, dejo correr el agua en el baño hasta llenar el jacuzzi. 

Disfruto de un largo baño, dedicándome después a vestirme. Deslizo por mi pie la una de las medias, dejando el ligero bajo mi vestido negro.

Salgo a la calle, no conozco el pueblo y estoy algo perdida, deambulo sin rumbo hasta llegar a una cafetería repleta de gente degustando una de las  tapa populares. Uno de los chicos me ofrece una de ellas sonriéndome y acepto.

Amablemente se ofrece a enseñarme el pueblo al explicarle que solo estaré el fin de semana, parece conocerlo bien y su compañía me agrada.






Paseamos por las calles al tiempo que me explica lo más relevante de su pueblo, lo miro ensimismada intentando retener alguna de sus palabras, su voz es dulce y su sonrisa me embelesa. Paramos frente al ayuntamiento, me invita a conocer el lugar donde trabaja, llegamos a su despacho cediéndome el paso y cerrando la puerta tras de sí.

Agradezco cuando me invita a que tome asiento porque me fallan las piernas, no sé si hubiera aguantado un segundo más sin desmayarme delante de este hombre, su presencia es imponente, tiene una mirada penetrante y cautivadora que resalta aún más sus hermosos ojos marrones, su rostro de facciones bien definidas perfectamente afeitado me resulta tremendamente atractivo, tiene las manos grandes, cuidadas y suaves, espalda ancha, brazos fuertes, la camisa le queda ligeramente pegada, aunque su cuerpo no llegaba a ser escultural se nota que lo cuida y entrena en el gimnasio, el traje color blanco que lleva es caro, muy caro, la camisa y la corbata de seda fina han sido elegidas con un gusto exquisito. Su voz sutilmente aterciopelada

La manera que sus ojos me miran, develan su gran concentración, como sus labios se mueven seductoramente, encienden algo en mí, que no puedo explicar. Se acerca a mi decidido, sus manos varoniles rodean mi cintura aquí mismo, me levanta sobre su escritorio y me besa apasionadamente despertando en mí el deseo, su suave mano retira mi pelo del cuello besándomelo, besa cada parte de mi cuerpo succionando mis pechos, sus manos suben mi vestido dejando visible mi tanga húmedo, sonríe al acariciarme y notar el deseo que incita, su sonrisa hace que sea yo ahora quien quiere jugar, me acerco  a él acorralándolo junto a la pared, pego su cuerpo con el mío frotando mis pechos contra él, pego mi cuerpo lo más posible a su miembro.

Retrocedo hasta su escritorio sentándome en él, me quito el tanga apoyando mi pie sobre su sillón, le dejo ver mi monte de venus, depilado, sonrosado y mojado. Me acaricio y gimo para ver sus expresiones. Se acerca a mi despojándose de su camisa, sus ojos marrones se han vuelto de un color rojo fuego, beso sus apetecibles labios dejando que mi mano desabroche su pantalón, me deslizo por su cuerpo dejando su pene liberado en mi mano, lo acaricio con mimo disfrutando al notar como se endurece por momentos, gime, lo miro, deseo hacerlo disfrutar, beso su polla con mis labios, su respiración se entrecorta animándome a saborearla con mi boca repetidamente, muerdo su glande, su mano presiona mi cabeza follándome la boca.




 Quiero que me penetre, mi cuerpo arde, inmediatamente me apoya en la mesa, se coloca encima de mí y bajando sus manos comienza a rozar la punta de su polla por mi clítoris. Estoy tan caliente al oír sus palabras...me penetra sin tregua,  casi me muero en el primer orgasmo. Comienzo a correrme y él, me penetra salvajemente provocando en mí un orgasmo mucho más prolongado y placentero.

Lunes por la mañana, relajada tras el fin de semana, vuelvo al trabajo.


Enmanuell L 5 de Diciembre de 2014




3 comentarios:

  1. Es tan excitante con leerte cerrar los ojos e imaginar, me encanta leerte. Pura pasión.

    Un beso.

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  2. ¿Dónde dices que está ese pueblo?
    Bromas e ironías aparte, cuando una está que ya no puede más y deja irse, son éstas las cosas que surgen... ¡Y cómo surgen,con toda la intensidad del mundo, recreándote(me) en cada uno de esos detalles.
    Besos enormes.

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