sábado, 29 de marzo de 2014

Carta de un maestro ( Primera parte )



Acabo de volver de mi viaje, cargada con mi maleta accedo al portal de mi edificio. Antonio, el cartero me saluda con una sonrisa, tras charlar unos minutos me hace entrega una carta, la observo, me llama la atención el hecho que la parte del remitente este en blanco, introduciéndola en mi bolso recojo mi maleta y subo las escaleras hasta el ático.

Por fin en casa, aparco la maleta en un rincón dirigiéndome a la cocina al tiempo que me despojo de la ropa que me cubre.

El baño a despojado mi cuerpo del cansancio acumulado, la sensual música me relaja, acompañada de una copa de vino me acomodo en mi sofá, leal amigo de mis noches de insomnio. Disfruto de cada sorbo de vino dejándome invadir por cada una de las notas que invaden mi salón, recordando las  palabras de nuestro último encuentro -  Con todo lo que callo, podría hacer un sendero, entre mis silencios y tus miedos.

Relleno mi copa tarareando una de las canciones, mis se dirigen de vuelta al sofá cuando recuerdo la carta, la recojo y vuelvo a acomodarme en mi sofá.  No estoy segura de abrirla y me dedico a disfrutar de la copa que acabo de servirme. Media hora después, abro el sobre, mi corazón se sobrecoge, reconozco las palabras.

Después de dos años de silencio, mi mentor vuelve haciéndome  sentir emociones descontroladas. Solo él sabe cómo arrebatarme en cada palabra.
Sabedor de su control sobre mí y las consecuencias de sus palabras en mi cuerpo, dibuja su presencia en mi sofá.

Cada una de sus primeras palabras,  excitan mis recuerdos,  dejándome llevar por ellos, dejo que sea mi mano  la que satisfaga su ausencia, recorro mis labios volviendo a saborear los suyos, mi cuello erizado se arquea sobre el cojín dejando paso a mi mano a través de él, a mi pecho.  

Sonrió al comprobar mis pezones erectos, su lengua dibujando círculos en ellos, en tiempos pasados, sus dientes  desatando mis gemidos, mi vientre contrayéndose al roce de sus manos, mi sexo húmedo esperando sus dedos juguetones,  su mirada al ser yo incapaz de mantener  mi mirada en él.




La copa ha caído sin acabar de ser tomada, dedico ambas manos a cubrir la ausencia de su cuerpo, mi mente decidida a disfrutar, acalla mi razón.
Mis dedos recrean con ansia las embestidas que me dedicaba,  desnuda y sudorosa,  siento el calor que se apodera de mí, haciendo que sufra uno de los orgasmos más intensos de los últimos dos años.


 Desfallecida  me acurruco en el sofá, exhausta  y temblorosa lloro por mi debilidad ante sus palabras, incrédula de lo sucedido acaricio mi sexo auto convenciéndome que ha sido un sueño, la humedad que desprendo me convence de lo contrario volviendo a reanudar mi juego en solitario….. 




Enmanuelle L 

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