Como cada mañana lo primero que hago tras preparar mi café,
era observar por la ventana amanecer, disfrutando ese momento que es solo mío.
Frente a casa los nuevos vecinos, un chico moreno, un poco más alto que yo , sale
cada mañana de la casa, dirigiéndose a su coche, suelo
pensar en cual será su trabajo, una de las mañanas, se detiene antes de
subir a su coche sonriéndome, sonrojada
le devuelvo el saludo.
Pasados unos días un encuentro fortuito hace que coincidamos
en un semáforo, reconozco el perfil,
sonríe al tiempo que habla por teléfono,
ensimismada observo sus labios, imaginando como seria besarlos, las entradas de su cabello, imagino la
suavidad al tacto de su piel color canela, su camisa
color blanco, líneas grises destacan su indudable atractivo, sorprendida
por mis pensamientos subo el volumen de la música.
El sonido de un claxon de unos de los vehículos me increpa,
es en ese momento cuando nuestras miradas se cruzan, le sonrío y el hace lo
propio.
Aparco mi vehículo en el centro comercial, hay gran
movimiento cosa que me llama la atención.
Tras las compras habituales me permito un capricho dirigiéndome a mi local favorito, para degustar uno de los
exquisitos cafés sentada en la terraza.
Frente a mí una gran pancarta anuncia la apertura de un
nuevo local, entre el grupo de ´´respetables´´
una sonrisa conocida me saluda, devolviéndole
como saludo un brindis con mi café.
Diez minutos más tarde, el grupo de hombres se sienta en la
misma terraza, quedando el frente a mí.
Su imagen despierta en mi cuerpo el deseo, comienzo a sentir
como mi sexo me reclama, la terraza es concurrida, coloco sobre mis ojos las
gafas de sol e intento disimular mi respiración agitada, busco tras ellas un
aseo cercano para refrescarme, camino apresurada, el agua fresca rebajara
mi excitación.
El me sigue con la mirada, le sonrió, se lo que está
pensando.
Cierro la puerta tras de mí, apoyada en la pared, bajo la
cremallera de mi vestido, el calor me abrasa, mi pulso acelerado me suplica un
poco de agua, con ambas manos recojo el
frio liquido refrescando mi cara, una dulce sensación me recorre, el agua cae
por mi cara, bajando por mi cuello, el canal de mis pechos la guía por mi
vientre, frio, calor,.
Contra mi voluntad, la combinación de ambas cosas enciende
más mi deseo, mojo mi mano deslizándola por mi cuello, una ligera brisa me
obliga a mirar hacia la puerta, mi corazón se acelera al ver su tentadora
sonrisa, sus ojos clavados, disfrutando
la caída del agua por mi cuello, mi piel erizada, le hace sonreír dejándome paralizada.
Se acerca a mí cerrando tras de sí la puerta, el aroma que
desprende enciende aún más mi deseo , su mano segura roza mi cuello siguiendo
el paso del agua, desciende por mi pecho acariciándome sin dejar de mirarme,
deseo disfrutar la sensación que me invade cerrando mis ojos.
El suave mordisco en mis labios debilita mis piernas, su
cuerpo presiona mi cuerpo impidiendo mi caída, su boca se apodera de la mía por
momentos, sus manos comienzan a subir mi vestido, en un intento casi nulo por
mi parte, intento detenerlo, sus ojos me miran autoritaria mente guiando con su
mano las mías a su pecho.
Despojo uno a uno cada uno de sus botones, acercándome a él
inspirando su masculinidad, besando con deseo su cuerpo.
Su mano acaricia el centro de mi deseo, desatando
en mí un gemido de fuego intenso,
mis manos apresuradas desabrochan su cinturón, su sonrisa ahora es más perversa
acelera los movimientos con caricias más
seguidas. Me entrego a su mano, disfruto como nunca antes lo había
experimentado, he olvidado el lugar
donde nos encontramos, su boca aplaca mis gemidos.
Sus movimientos comienzan a ser más descontrolados, su
respiración excitada, el roce de su pene en mi clítoris hace que me entregue ,
ahora soy la que sonríe de forma perversa, sé que me desea como yo a él.
Apoyando sus manos en el frio mármol, maneja mi cuerpo,
dejándome frente al espejo, veo sus ojos desafiantes fijos en los míos, sus
manos acogen mis pechos con fuerza, su pene acariciando mi clítoris me hace
desearlo con desesperación, mis ojos se lo suplican, entra con fuerza en mi haciendo
que cierre mis ojos, un palmada en mis nalgas me reprende, lo desafío
intentando mover mi cuerpo buscando mi propio placer.
Sujeta mi cuerpo fijamente al suyo, desea que abra mis ojos
y lo consigue, mirándome frente al espejo, el contoneo de su cuerpo hace
temblar rincones de mí que no conocía, soy incapaz de ahogar mis gemidos, su pene
entra y sale sin cesar cada vez más enérgicamente, ahora es él quien cierra sus
ojos siendo yo quien, tomando el mando, me aferro a su cuerpo absorbiendo su
pene golosamente, sin esperar mi determinación, deja que el tan deseado orgasmo
nos invade.
Minutos después, recompongo mi ropa mientras él, se dedica a
observarme, sin mediar palabra, salgo del baño dirigiéndome a casa.
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