Despierto acurrucada en mi sofá,
los rayos del sol acarician mis ojos. Me mantengo inmóvil diez minutos,
recordando la noche anterior.
Sin darme cuenta he vuelto a desear
que sus manos esculpan mi cuerpo, a sufrir sus silencios, a desear sus besos en
mis labios y mi sexo. A sentir su pasión y sus deseos más ocultos.
Consciente de mis pensamientos,
decido darme una ducha, dejar que sea el agua quien desvanezca cualquier
pensamiento que encienda mi cuerpo. Me dirijo a ella descalza, deteniéndome a
prepararme un café, al tiempo que dejo correr el agua de la ducha hasta
alcanzar la temperatura que deseo.
Frente al espejo, observo mi
cuerpo, la sensación de sus manos recorriéndome, sacude mi cuerpo haciendo que
mis pechos se ericen.
Mi mente desea borrar mi
pensamiento, sorbo un trago de café, si no me doy prisa, volveré a llegar tarde al trabajo.
Deslizo la puerta de la ducha,
dejando salir el vapor contenido, tras recuperar el aliento, accedo a ella sintiendo
el agua abrasador acogiendo mis pies, es perfecto para despejar mi mente.
Pierdo la noción del tiempo
dejando caer el agua por mi cuerpo, sintiendo como la cascada de agua caliente, resbala por mi cabello,
golpeando mi cuello. Cierro mis ojos dejándome seducir por el minucioso masaje
que me recorre.
Sin casi ver, cojo del estante el
gel con aroma a rosas, la crema aromatizada me traslada de vuelta a un mundo de
deseo, imaginando que sus ojos me observan, deslizo mis manos por mi cuello,
dejando tras de sí, una senda aterciopelada, separándose cada una de mis manos
a mis pechos.
Les dedico los mimos que sus
manos disfrutarían, mis caderas contoneándose al ritmo que mi deseo crece, mi
sexo reclama caricias sumisas.
El gel vuelve a fundirse en mi
mano, dejando mi cuerpo cubierto de espuma, dibujando el sendero entre mis
pechos y el centro de mi deseo, un escalofrió me recorre, siento sus ojos tras la mampara, su mirada me incita a
disfrutar, la sonrisa que me dedica hace que mis dedos jueguen con mi clítoris ansioso
y empapado de deseo.
Gemidos acompasados con el
temblor de mi cuerpo, hacen que mi cuerpo comience a sentir debilidad, haciéndome
caer de rodillas en la ducha, sumergiéndome en el placer de entregarle cada uno
de mis orgasmos.
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