Fijo la mirada en el retrovisor, decídete el tiempo corre,
quince minutos de indecisión, mi emisora favorita parece hablarme.
Mi pulso se acelera, vuelvo a leer su mensaje, nada está
siendo como lo había planeado. Me encuentro en una encrucijada, deseo seguir el
curso de lo hablado al tiempo que las circunstancias no me acompañan.
El taxi se acerca, respiro profundamente intentando
restablecer mi pulso.
Llegó la hora, en pocos momentos estará frente a mí, su paso
es decidido, firme, le acompaña una sonrisa, mi pulso se acelera aún más con su
cercanía. Le sonrío
Se acerca a mí rodeando mi cintura, un beso es su saludo, le
sonrío, nos dirigimos a la cafetería, nos acercamos a la barra pidiendo dos cafés con hielo.
Siento su
mirada tras las gafas de sol recorriéndome, yo actuó de igual manera sin poder
dejar de sonreír, me siento realmente sorprendida al conocerlo, sus labios
apeteciblemente sexis, su sonrisa , sus manos parecen extremadamente
suaves. 50 años muy bien llevados.
La camarera sirve los
cafés, salimos a una pequeña terraza. Es una combinación extraña la que me produce,
la tranquilidad de su sonrisa juega con los nervios que me recorren.
La conversación es amena y fluida, me gusta escucharlo
hablar y como me hace reír cuando suspira sin darse cuenta.
Sus silencios me dan
tregua, recorro con mis ojos sus labios pensando en su sabor, el perfil de su
cara, su canoso pelo.
Su dedo roza con timidez mi mano, me estremece, el juego entre
ambos requiere intimidad, decidimos abandonar la cafetería.
Nos dirigimos ……..
Joder... perdón, esa manía tuya de dejarte con la miel en los labios, no te demores.
ResponderEliminarBesos,feliz tarde.
Yo quiero más, oh provocativa andaluza
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