La pasada noche soñé contigo, si… contigo.
Era el final de un viaje hecho con delirio, un viaje
prohibido.
Llegué sola a la terminal, nadie me esperaba en mi destino,
era lo pactado, nadie debía verme contigo.
De camino al hotel, repetía el pacto admitido, vendrías a
verme, solo cuando tus obligaciones te
lo hubieran permitido.
La oscura habitación me recibió, reteniendo mi suspiro, este
sería nuestro nido, el lugar donde cumpliríamos, todos nuestros deseos
prohibidos.
Las horas pasan, el calor inunda mi cuerpo desfallecido, una
ducha será mi alivio.
Sábanas de seda cubren el lecho que compartiré contigo. En la penumbra de la habitación, deslizo mi
cuerpo sobre ellas, dejándome seducir por el dulce tacto que eriza mi piel.
Mi piel te llama a gritos, recorriendo el camino con mis
manos que será tu delirio.
Mis labios sedosos, sueñan con rozarse contigo, mis dedos
temblorosos simulan un beso compartido.
Recorro mi cuello, con calma y regocijo, me estremezco poco
a poco, mis pechos esperan con premura la atención que yo les dedico.
Mis dedos humedecidos, acarician con mimo, aureolas encarnadas,
deseando tus mordiscos.
Mis piernas se contraen, dejando a flote el primero de mis
gemidos, recorro mi cuerpo llegando a mi ombligo.
Círculos de placer despiertan pasiones escondidas en mi
olvido, mi clítoris excitado las recibe con desesperación y mimo.
Me dejo seducir, mis dedos inundan mi delirio, mis gemidos
son continuos, convulsiones implacables
recorren mi cuerpo dolorido.
Siento tu presencia, tu mirada disfrutando, mi deseo contenido.
En lo más oscuro de la habitación, tu sonrisa y tu mirada, me agradecen lo
disfrutado contigo.
Si, anoche soñé contigo.
Enmanuell L 2 de Julio de 2015
Excelente relato... tan vivo que quizás sea yo quien sueñe esta noche contigo.
ResponderEliminarBesos Carnales.