Comienza un mes en que, por tradición, tendemos a recordar
los once meses restantes.
En la madrugada, en mi soledad, recopilo los momentos más
intensos. Ha dado mucho de sí este año.
Comencé con la pérdida de uno de mis referentes, el dolor y la
tristeza luchaba con mi incredulidad.
Fue todo muy rápido, mi cambio de vida, tener las fuerzas
para luchar y comenzar de nuevo al mismo tiempo que mantenía mi pasado
presente.
Ver como se apagaba otra de las luces que me marcó, me hizo
valorar a las personas que siempre tuve a mi lado y quizás no valoré hasta el punto
que, sin ser de mi sangre, me desgarraría
el alma.
No hay tiempo para dejarte caer, ya no por ti, si no por lo
que más puedes amar en la vida y dependen de tu sonrisa.
Un mes más tarde pensé que mi alma se partía, que no podría soportar
el dolor, que incluso las despedidas más inesperadas merecían su tiempo, de luto y
de dolor. No debería ser lícito que una
madre marche sin tan siquiera un adiós.
Encuentras un vacío en tu interior, te sientes huérfana de
una manera muy extraña, ya no eres una
niña, se supone que no debes buscar protección, y es en ese momento que cuando
te das cuenta que, incluso si lo buscaras no encontrarías ese calor, tú eres la madre, la que tiene que ser fuerte
y tener valor.
Llega el color, una nueva ilusión, no eres la misma persona
pero lo intentas de todo corazón, la música,
los nervios de tus hijos, sientes la ilusión a cada paso recorrido con devoción.
Ríes, lloras, te emocionas, les sigues orgullosa, no importa la
distancia, verles sonreír te ayuda
manteniendo la razón.
El verano te sorprende, la distancia solo la dicta un avión
y la ilusión.
Un nuevo reto se presenta,
gente nueva, relacionarse con desconocidos solo es la condición.
No es fácil dejar tu zona de confort, te arriesgas de nuevo
al desengaño, a darlo todo exponiéndote al dolor. He cambiado, soy una mujer diferente, fuerte y con valor. Lo daré todo por ellos, poco a
poco esconderé mi dolor.
Conoces gente diferente, máscaras que cubren su propia vida
y al unirse lo dejan todo en un rincón. Unas
te sorprenden manteniéndose en tu vida sin dilación. Otras te desilusionan, tú le diste tu
confianza, le abriste tu casa y te pagaron con traición.
Este año ha sido un ciclón,
aunque hace días que pienso que todo tenía su razón.
Al acabar el año brindaré por los que se han ido, siempre
los llevo en mi mente, brindo por los que han llegado de sorpresa y sin
razón, brindo por mis hijos que son mi
motor.
Doy gracias por mi vida y lo digo de corazón.
Enmanuelle L 1 de Diciembre de 2016
Es aquí cuando se reflexiina, cuando empiezas a darle sentido a todo,la vida es dificil, pero hay que vivirla en el tiempo,no por el tiempo.
ResponderEliminarSe feliz.
Yo te apoyaré siempre, bombona
ResponderEliminarTu texto me ha hecho reflexionar y llegar a la misma conclusión: gracias por vivir y disfrutar de esa aventura apasionante. Y a este año, que me ha dado conocerte a ti.
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