viernes, 15 de abril de 2016

En el super, tu mirada es mi juego.


Estar cerca de él me provoca una intensa excitación, me sucede desde la primera mirada en el supermercado, las miradas se han ido acompañando de sonrisas, de encuentros provocados en pasillos abarrotados, dando lugar al roce de nuestras manos.

Hoy, como cada día lo he visto, algo nervioso, su sonrisa me resulta algo más traviesa, su mirada fijada en la mía guía mis pasos tras él.

Directo sin tabúes, su pregunta es clara:

-¿Qué me haces?- me pregunta acercándose a mi sin que lo espere- ¿Por qué no me dejas dormir, por qué no te vas de mi cabeza? –sus manos se precipitan sobre mi espalda con la intención de acercarme a él.

-Aparta, sabes perfectamente que no te he hecho nada- le contesto.

- Y tú…

-¿Yo qué?- Su mirada me seduce. 



-Aunque no lo reconozcas te gusta el riesgo, por mucho que lo niegues también sabes que te gusta la intensidad con la que mi mirada recorre tus labios, disfrutas cada momento. Tus ojos hablan por ti, se derriten y no mienten, tu piel se eriza con mi cercanía, el misterio de tu cuerpo como si fuera la primera vez que nos cruzamos. Y tú, tú sabes perfectamente lo que te hago sentir ¿O me vas a decir que no te vuelvo loca cada vez que te miro? – está muy cerca de mis labios, con un movimiento muy rápido, consigue rozarlos levemente esperando mi respuesta.

-Aparta- le repito, pero esta vez lo suplico- Por favor…

-De acuerdo – accede sin ganas-  pero quiero despedirme, ya sabes, un beso al menos.

Ardiente, no he podido resistirme acercándome a su boca, dándole el beso más apasionado que jamás he dado a nadie.

Este hombre de metro noventa, de pelo y ojos castaños, se está convirtiendo en mi perdición, yo, la chica rebelde que comienza a disfrutar su libertad.

Es por él, por quién pierdo la razón en mis  noches al pensar en volver a besarle. 

Ha despertado de nuevo en mi fantasías aletargadas en la penumbra de mi dormitorio, su mirada guía mis manos por mi cuerpo, en aquel momento me habría arrancado toda la ropa y me hubiera lanzado sobre el para abrazarlo, besarlo y gozarlo.




Con movimientos sinuosos, debajo de la sábana mis dedos juegan con los rizos de mi vello, poco a poco, he abierto paso hasta mi sexo, mis dedos lubricados suben y bajan desapareciendo entre espontáneas convulsiones y gemidos. 

Complaciente, mi cuerpo como un volcán en erupción, emana el placer que me produce su recuerdo. 

Mañana de nuevo, volveré al supermercado.

                                                                                   Enmanuell L 15 de Abril de 2016

2 comentarios:

  1. Esa mirada furtiva, en un lugar común e inesperado. Cuántas veces hemos deseado convertirlo en una apasionada realidad. Gracias, Enmanuelle.

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  2. Una sensacion de deseo, que incendia cada paso de ensamiento, ese desfoge callado e intimo desaturando el deseo.

    Siempre es un placer venir hasta aquí.
    Besos.

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