Dicen que nacemos con un pan bajo el brazo, creo que yo nací con un puñado de ostias que se reparten durante mi vida.
En estos últimos días me estan demostrando que mi estrella debío repartirse entre los demás.
He tenido que "soportar" situaciones que no me pertecen, he tenido que "soportar" volver a sufrir que me partieran el corazón. He tenido que callar y "soportar" situaciones que me han probocado enfermedades.
He tenido la incertidumbre de estar en medio de algo en lo que no podía ni quería estar.
He tenido que reconocer que lo que yo creí mi "lugar" no me pertenecia.
Es duro no merecer una conversación coherente cuando has dado todo de ti.
También es duro saber que las palabras que te dedican no son sinceras, no influye mucho, es algo que ya "sabias" hace mucho.
¿Por que incluso la famia te decepciona? No importa, siempre será tu familia ¿no?
Reconozco que la última gota de este vaso ha sido volver a romperme el corazón y no me lo esperaba.
También dicen que, acabada la misa, las ostias se acaban y yo estoy acabando de rezar mi penitencia.
No volveré a ser la misma, quizás menos risueña, quizas menos confiada, quizás menos fragil y menos vulnerable.
Mi imagen frente al espejo no la reconozco, la sombra del dolor que oculto, esta dejando atras la niña que luchaba por sobrevivir.
Nacerá una nueva persona, es algo que yo no puedo discutir.
Enmanuell L 17 de Junio de 2017