jueves, 18 de febrero de 2016

Juegos deseados

Hoy es un día de esos enrarecidos. Es invierno y luce el sol sin atisbo de nubes, sin embargo brillando en lo más alto, es de esas veces que no calienta. Si sales a la calle, notas en la cara una brisa heladora que cierra todos los poros y de forma instintiva te hace esconder el cuello entre los hombros y echarte aliento entre las manos.

Me gusta fijarme en las personas que me cruzo. Me pregunto cómo será su vida, ¿serán felices? ¿Tristes? ¿De dónde vendrán? ¿A dónde irán?

Cruzo por la gran vía casi sin observar el tráfico, contra mi tobillo izquierdo un panfleto cómplice del viento llama mi atención, me agacho a recogerlo y es una cuartilla ilustrada sobre un grupo de jazz. Justamente es para un espectáculo que se hace esa misma noche. 

Es un deseo que persigo durante mucho tiempo.
Pocas horas más tarde, me encuentro en las puertas del local donde es el espectáculo. Tomo asiento en uno de los reservados más apartado,  con luz discreta. Comienza el concierto, un camarero con una gran sonrisa, sirve la copa que voy a disfrutar (Whisky con hielo)….



 En ese momento se apagan todas las luces y solo se queda un foco encendido sobre el saxofón.

 Sorprendentemente una de las melodías parece dedicada a mí.

La blanca luz de la farola que ilumina la puerta de entrada, hace que mi mirada se fije en la persona que entra en el local. Mi corazón se sobresalta, la silueta que apenas distingo se dirige hacia mí. Una sonrisa acompaña su mirada, hacía mucho tiempo que no coincidíamos.

Con su habitual descaro, pide acompañarme y yo accedo.

Disfrutamos el concierto sin apenas intercambiar palabras, solo hablan nuestras miradas intencionadas.
Una vez acabado me invita a  cenar con él, en su casa. Una cena deliciosa, increíble. Tras finalizar, vamos al sofá los dos, a charlar un rato... pero no hablamos mucho. Hace tiempo que lo deseo.

Deseo sus labios y me acerco a ellos, despacio, tengo miedo del rechazo, pero no se produce. Los junto con los suyos y lentamente voy  abriendo mi boca para que nuestras lenguas se junten y se acaricien... lo deseo tanto... 

Sus manos se acercan a mis brazos y mis manos a su cuello, cada vez nos besamos con más pasión... De repente, me aparta y dejo de ver. Una venda cubre mis ojos al tiempo que  dos cuerdas de seda atan mis manos. No puedo moverme.




Lentamente, siento como desliza mi ropa sobre mí. Me desnuda, sin poder ver, sin poder moverme... Pasan  unos minutos y no pasaba nada. Creo que esta frente a mi mirándome y mi excitación  crece. Un instante cambia esa percepción. Una pluma toca mi vientre, suave acaricia mi piel produciéndome un escalofrío.

Sus labios tocan mi muslo... tocan mi abdomen, mi cuello, mi frente, mi mejilla derecha, mi mejilla izquierda, mi hombro derecho... La pluma sigue recorriendo mi figura. Sus labios tocan mis labios, solo un momento.

Sus labios besan  mis pechos, primero  uno y luego otro... siento la pluma   jugar con mi entrepierna... su lengua recorre mis pechos .. y lo deseo, deseo que bese mis pechos. No pasa mucho tiempo, sus labios caen sobre mi pezón y lo besa fuerte, chupándolo bruscamente, mientras estimula mi otro pezón con la pluma.
Mi cuerpo excitado, tiemble y se retuerce a su antojo.
pasan unos minutos, para. Todo quedó quieto y en silencio de nuevo.

Siento algo en mis labios y los abro, la calidez y suavidad de su pene roza mis labios intentando abrirse paso  en mi boca, cedo a su voluntad y la saboreo con timidez, su excitación crece con las caricias de mi lengua,  despacio y suavemente entra hasta la garganta y la  retira  de nuevo. Sus gemidos me invitan a continuar con el juego, acaricio el glande con mi lengua, siento por momentos como se endurece  en mi boca y el líquido pre seminal cae sobre mi lengua.


Dejándome la miel en los labios, juega con su lengua por mi cuerpo hasta llegar a mi clítoris, la excitación es máxima en ambos, su lengua da círculos sobre él... no puedo más... y me dejo llevar por una ola de placer inmenso.

En ese momento siento su pene, me penetra fuerte y rápido, penetrándome salvajemente.




 Me quita la venda de los ojos y lo puedo ver, desnudo, como su mirada busca mi placer, como se mueve para metérmela y sacármela rápidamente. Agarra con sus manos mi cabeza, teniendo la certeza que soy suya  mientras no deja de penetrarme... muy fuerte.

                                

                                        Enmanuell L 18 de Febrero de 2016



1 comentario:

  1. La intensidad de la descripción, hace que la imaginación proyecte en mi mente la escena con nitidez. Enhorabuena Enmanuelle, este relato ha vuelto a cautivarme.

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