sábado, 14 de marzo de 2015

Conversaciones con una desconocida.


La conocí en un control policial, tenía la mirada perdida, su cara reflejaba dolor, sus ojos no brillaban, sus labios entreabiertos, faltos de humedad, solo acertaron a decir, gracias.

Quince minutos más tarde, su mirada continuaba perdida, sin saber cómo y de qué forma, manejaba el volante de su coche por el mismo camino que recorría durante los últimos años.

La opresión de su pecho aumentaba al repetirse las últimas palabras que aún, sus ojos le repetían una y otra vez.

Comenzó a sonar una canción que ya conocía, sus ojos intentaron derramar las lágrimas que contenían, apretando su mandíbula ya dolorida, consiguió reprimirlas.

-Que empacho de amor, no lo necesito, todas las cadenas musicales  igual.
Siempre fue de la opinión que una palabra dolía más que un bofetón, volvió a mirarse en el retrovisor.

¿Quién eres? – ella contesto- solo una mujer que se equivocó en su elección.

¿Qué debes hacer?- contesto sin dilación- volver a la prisión.


¿No sientes miedo? No, mi corazón ya no siente dolor.
¿Te resignas?- Sus ojos se cerraron, -No, tengo mucho valor, luchar día a día, contra la sinrazón.

¿Ya no sueñas?

¿Qué esperas? Nada, la vida de eso ya se encargó.

¿Con quién hablaras cuando sientas la necesidad? Con nadie, ninguna amistad es de verdad.

La tarde se hizo un silencio perpetuo, deambulaba de un lado a otro, cumpliendo sus obligaciones, como un robot programado.

Casi veinte cuatro horas sin comer, la soledad al ver la indiferencia con la que el mundo que la rodea, ignora su presencia. Rasgos congelados, ya todo le daba igual, era su obligación, algo de lo que no podía escapar.

Qué triste pasan los minutos y horas, dos extraños en un mismo lugar.

La conocí en un control policial, la tristeza de sus ojos me relataron, lo que sus labios no me supieron contar.


Enmanuell L 14 de Marzo de 2015


1 comentario:

  1. Hay veces que mirando nuestros propios ojos no nos conocemos y ni las preguntas nos ayudan a entender lo que hay detrás de esa sin razón a la que hemos caminado.
    Quizás en tu relato alguien se busca a si mismo en unos ojos que lo dicen todo.
    No se si lo entendí bien, pero es lo que entendí en tus letras Enmanuell.
    Besos

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