lunes, 14 de abril de 2014

Un encuentro, políticamente correcto.



Como cada mañana lo primero que hago tras preparar mi café, era observar por la ventana amanecer, disfrutando ese momento que es solo mío.


Frente a casa los nuevos vecinos,  un chico moreno, un poco más alto que yo , sale cada mañana de la casa, dirigiéndose a su coche,  suelo  pensar en cual será su trabajo, una de las mañanas, se detiene antes de subir a su coche sonriéndome, sonrojada  le devuelvo el saludo.


Pasados unos días un encuentro fortuito hace que coincidamos en un semáforo,  reconozco el perfil, sonríe al  tiempo que habla por teléfono, ensimismada observo sus labios, imaginando como seria besarlos,  las entradas de su cabello, imagino la suavidad al tacto de su piel color canela,   su camisa  color blanco, líneas grises destacan su indudable atractivo, sorprendida por mis pensamientos subo el volumen de la música.

El sonido de un claxon de unos de los vehículos me increpa, es en ese momento cuando nuestras miradas se cruzan, le sonrío y el hace lo propio.

Aparco mi vehículo en el centro comercial, hay gran movimiento  cosa que me llama la atención. Tras las compras habituales me permito un capricho dirigiéndome  a mi local favorito, para degustar uno de los exquisitos cafés sentada en la terraza.

Frente a mí una gran pancarta anuncia la apertura de un nuevo local, entre el grupo de ´´respetables´´   una sonrisa conocida me saluda, devolviéndole como saludo un brindis con mi café.

Diez minutos más tarde, el grupo de hombres se sienta en la misma terraza, quedando el frente a mí.
Su imagen despierta en mi cuerpo el deseo, comienzo a sentir como mi sexo me reclama, la terraza es concurrida, coloco sobre mis ojos las gafas de sol e intento disimular mi respiración agitada, busco tras ellas un aseo cercano para refrescarme, camino apresurada, el agua fresca rebajara mi  excitación.

El me sigue con la mirada, le sonrió, se lo que está pensando.


Cierro la puerta tras de mí, apoyada en la pared, bajo la cremallera de mi vestido, el calor me abrasa, mi pulso acelerado me suplica un poco de agua, con ambas manos recojo  el frio liquido refrescando mi cara, una dulce sensación me recorre, el agua cae por mi cara, bajando por mi cuello, el canal de mis pechos la guía por mi vientre, frio, calor,.


Contra mi voluntad, la combinación de ambas cosas enciende más mi deseo, mojo mi mano deslizándola por mi cuello, una ligera brisa me obliga a mirar hacia la puerta, mi corazón se acelera al ver su tentadora sonrisa,  sus ojos clavados, disfrutando la caída del agua por mi cuello, mi piel erizada, le hace sonreír dejándome paralizada.

Se acerca a mí cerrando tras de sí la puerta, el aroma que desprende enciende aún más mi deseo , su mano segura roza mi cuello siguiendo el paso del agua, desciende por mi pecho acariciándome sin dejar de mirarme, deseo disfrutar la sensación que me invade cerrando mis ojos.

El suave mordisco en mis labios debilita mis piernas, su cuerpo presiona mi cuerpo impidiendo mi caída, su boca se apodera de la mía por momentos, sus manos comienzan a subir mi vestido, en un intento casi nulo por mi parte, intento detenerlo, sus ojos me miran autoritaria mente guiando con su mano las mías a su pecho.

Despojo uno a uno cada uno de sus botones, acercándome a él inspirando su masculinidad, besando con deseo su cuerpo.

Su mano acaricia el centro de mi deseo,  desatando  en mí un gemido de  fuego intenso, mis manos apresuradas desabrochan su cinturón, su sonrisa ahora es más perversa acelera  los movimientos con caricias más seguidas. Me entrego a su mano, disfruto como nunca antes lo había experimentado, he olvidado  el lugar donde nos encontramos, su boca aplaca mis gemidos.

Sus movimientos comienzan a ser más descontrolados, su respiración excitada, el roce de su pene en mi clítoris hace que me entregue , ahora soy la que sonríe de forma perversa, sé que me desea como yo a él. 

Apoyando sus manos en el frio mármol, maneja mi cuerpo, dejándome frente al espejo, veo sus ojos desafiantes fijos en los míos, sus manos acogen mis pechos con fuerza, su pene acariciando mi clítoris me hace desearlo con desesperación, mis ojos se lo suplican, entra  con fuerza en mi  haciendo  que cierre mis ojos, un palmada en mis nalgas me reprende, lo desafío intentando mover mi cuerpo buscando mi propio placer.

Sujeta mi cuerpo fijamente al suyo, desea que abra mis ojos y lo consigue, mirándome frente al espejo, el contoneo de su cuerpo hace temblar rincones de mí que no conocía, soy incapaz de ahogar mis gemidos, su pene entra y sale sin cesar cada vez más enérgicamente, ahora es él quien cierra sus ojos siendo yo quien, tomando el mando, me aferro a su cuerpo absorbiendo su pene golosamente, sin esperar mi determinación, deja que el tan deseado orgasmo nos invade.


Minutos después, recompongo mi ropa mientras él, se dedica a observarme, sin mediar palabra, salgo del baño dirigiéndome a casa.


Enmanuell L 14 de Abril de 2014