lunes, 12 de enero de 2015
lunes, 5 de enero de 2015
Este es mi deseo para esta noche ¿Y el tuyo cual es?
Llega la primera noche mágica del año, hora de mirar las
estrellas y desear lo realmente importante que deseas que ocurra en tu vida.
Voy a desear que mis hijos vivan cada momento como si fuera
el último, que aprenda que las obligaciones no siempre son malas y que serán decisiones
importantes en su vida.
Voy a desear cumplir uno de
mis sueños, con mucho trabajo, dedicándole todo mi tiempo disponible, la
ilusión y emoción de la que disponga en cada momento, terminar y publicar por
fin mi libro.
Voy a desear volver a equivocarme de nuevo, creer en los sueños,
permitirme caer cada noche y volver a renacer cada amanecer.
Voy a desear que mi corazón continúe guiándome, no siempre
lo hace bien pero si me permite no arrepentirme de mis decisiones
Voy a desear que las personas importantes en mi vida continúen
en ella, las personas que me hacen dudar, reírme y llorar. Cada una de ellas me
enseña cada día, las diferentes formas de amar, amor maternal, de amistad, amor
pasional, amor de verdad.
Voy a desear que las palabras no me dañen, que la vida de los
malentendidos sea corta, que una mirada consiga ser comprensiva….también
que me cambie la vida.
Voy a desear que mis hermanos me ayuden y me apoyen en cada
una de mis desdichas y alegrías, como siempre, unidos sin estar presentes.
Simplemente voy a desear tenerte, continuar luchando en el
presente, seguir siendo inconsciente y como soy una mujer consciente, sé que sí
quiero conseguir lo que deseo tengo que trabajarlo, con mi alma, con mi cuerpo y con mi mente.
Este es el deseo de Enmanuell L una noche del 5 de Enero de 2015, una chica que vive en un rincón
de mi corazón.
domingo, 4 de enero de 2015
.. Si el destino nos une
.. Si el destino nos une, esas habían sido unas de sus
últimas palabras al despedirnos.
Aquella mañana era especial, frente al espejo me maquillaba
y peinaba mi cabello ante la idea de volver a verlo.
Había escogido las mejores galas, ropa interior negra de
encaje, perfume sobre mi piel, labios perfilados, un vestido negro detallando mi
cuerpo quizás no tan perfecto. Zapatos negros cubrían mis pies fruncidos en las
medias escogidas para ese día. Mis pensamientos eran sorprenderlo, demostrarle
que esa cita era especial, tenía tanto que darle en cada beso y cada mirada.
Conduje durante una hora y media, recorriendo lugares del pasado que
sobrecogieron en su momento mi alma. Mi mirada casi perdida al conducir me
hacia sonreír casi sin percibirlo.
El trafico aumenta siempre en el mismo punto, debía centrarme
para que no ocurriera un desastre, un giro a la izquierda, otro a la derecha, decidí
aparcar en un lugar diferente el rutinario, desde allí, mi escapada con él, no despertaría
sospechas.
Cinco minutos mas tarde, su coche azul oscuro freno a un
metro de mí, me sonrió y sin dudarlo presione el cierre centralizado de mi
coche introduciéndome en el suyo. Su aroma me invadió despertando en mi cuerpo
el antiguo ardor que siempre me provocaba, deseaba besarle y por como freno el
coche a los diez minutos, él también lo deseaba, nos besamos con el ansia que
lo hacen dos personas sabedoras del ardor que despiertan sus labios.
Él había cumplido su promesa, sin ropa interior, su pene luchaba
por salir de su pantalón blanco.
Siempre supo cómo encenderme solo con mirarme.
Recorrimos casi instintivamente el mismo camino planeado del
pasado, miradas, sonrisas, mis manos sin control acariciando su cara, su
cuello, observaba como mis manos bajaban por su pecho, su pecho, el mismo que
deseaba besar, los suspiros que le arrebataba con mis caricias hacían que mis
caricias fueran cada vez más traviesas y atrevidas, recorriendo su piel sobre
el pantalón, sus gemidos daban paso a
una nueva parada en el camino, sus manos ansiosas recorriendo mis pechos, su
boca extrayendo de mí el deseo que por él sentía.
Un halo de sensatez volvía a poner el coche en marcha, el
final del camino estaba próximo y deseábamos llegar.
Espectadores inocentes frustraron el destino de nuestra pasión,
lejos de apagar el deseo, recorrimos unos metros más, dejando el vehículo camuflado
entre arboles del entorno. Era el momento, nuestro momento. Liberamos el deseo
contenido, sin dejar tiempo a nuestras manos desnudar nuestros cuerpos,
necesitaba sentirlo dentro de mi ser, sentir como su pene apuñalaba una y otra
vez mi humedad, mis ansias, dejar que mi flujo lo atrajera hasta dejarnos sin
aliento, dejando mi cuerpo sobre su pecho, besando sus labios extasiada agradeciéndole
el placer recibido y siéndome sabedora que sería el primero de los orgasmos que me dedicaría hasta el
momento de la despedida.
No solo su cuerpo ni el placer recibido me atraían de él,
sus palabras, la seguridad con la afirmaba su autoridad, el mirarlo absorbiendo
cada una de esas palabras tan sencillas y que tanto decían me dejaban atónita,
el placer de callarlo con un beso y
dejarse llevar por mis caricias, por el
juego de mi lengua saciándome del jugo de su deseo, hacían que despertara la
mujer insaciable que deseaba entregarle cada poro de mi piel.
La incertidumbre de ser observados, el callar de mis gemidos
que deseaban ser escuchados, cada nueva postura, cada nuevo despertar de mi
cuerpo que solo él había manipulado.
Sensaciones si, únicas e irrepetibles.
No solo fue sexo, no solo fueron las innumerables veces que
me hizo ceder ante su brutal desafío llevándome una y otra vez al tan deseado y más placentero cielo.
Fue su forma de despertar de nuevo la mujer adormilada,
cansada, olvidada, insaciable, incluso indomable, que escondía dentro de mí.
Dos horas quemaron a fuego vivo cada uno de sus minutos.
La despedida estaba cercana, el momento que nunca hubiera escogido, un momento ya programado, el sonido
del motor marcando los movimientos de mis manos al volver a recomponer mi
vestido, repasando las huellas de mi cuerpo que él había dejado, sonreía
sabiendo que eran mías, parte de mi historia, parte de mi vida.
-Si el destino nos une, espero que volvamos a vernos —.
Enmanuell L
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